lunes, 21 abril 2025

La DGT recuerda, esta maniobra común en ciudad te puede costar 6 puntos del carnet de golpe

Las ciudades españolas son un torbellino constante, un escenario donde la paciencia al volante a menudo brilla por su ausencia y las prisas marcan el ritmo. En este contexto, la Dirección General de Tráfico, conocida por todos como DGT, pone el acento en una maniobra que muchos realizan casi sin pensar, subestimando gravemente sus implicaciones. Hablamos de esa decisión de apenas un segundo, la de ignorar la luz roja del semáforo, que puede desembocar en la pérdida de una cantidad significativa de puntos del carnet, concretamente seis, una cifra que debería hacernos reflexionar sobre los riesgos que asumimos innecesariamente en nuestro día a día al volante por una ganancia de tiempo mínima o inexistente. La familiaridad con el entorno urbano y la repetición de trayectos pueden llevarnos a una peligrosa relajación de las normas más elementales de seguridad vial, olvidando que cada semáforo, cada señal, tiene una razón de ser fundamental para la convivencia ordenada y segura en el complejo ecosistema del tráfico.

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La percepción de que ‘si no viene nadie, no hay peligro’ es una falacia peligrosa que anida en la mente de demasiados conductores, una justificación endeble para una acción de riesgo. Sin embargo, la realidad es que las normas de circulación están diseñadas para prevenir situaciones imprevistas, y esa luz roja es una barrera de seguridad innegociable, no una simple sugerencia que podamos interpretar según nuestro criterio o conveniencia del momento. La contundencia de la sanción refleja precisamente la gravedad con la que las autoridades, y en particular la DGT, valoran la potencial peligrosidad de esta conducta, incluso en ausencia aparente de tráfico inmediato en nuestro campo visual. Este rigor sancionador busca disuadir comportamientos que, aunque puedan parecer menores o justificados por la prisa, incrementan exponencialmente la probabilidad de accidentes graves, cuyas consecuencias pueden ser devastadoras tanto para los implicados como para sus familias, marcando un antes y un después en sus vidas.

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LAS EXCUSAS HABITUALES QUE NO LIBRAN DE LA SANCIÓN

Fuente Freepik

Argumentos exculpatorios como ‘llegaba tarde al trabajo’, ‘pensé que me daba tiempo a pasar antes de que se pusiera rojo’, ‘iba distraído y no vi el semáforo’ o incluso ‘era una emergencia’ (si no se puede acreditar debidamente) son recurrentes en los pliegos de descargo que presentan los conductores sancionados, pero raramente prosperan ante la administración o los tribunales. La normativa de tráfico es meridianamente clara al respecto y la señalización luminosa debe ser respetada en todo momento; la prisa personal o laboral no justifica en ningún caso poner en riesgo grave la seguridad vial propia y ajena, y el desconocimiento de la norma, la falta de atención momentánea o la distracción al volante no eximen de la responsabilidad derivada de la infracción cometida. La DGT insiste machaconamente en la necesidad de mantener una conducción plenamente atenta, anticipativa y responsable en todo momento, especialmente en el complejo entorno urbano lleno de imprevistos.

La excusa estrella, la más manida y quizás la más peligrosa por la falsa sensación de seguridad que transmite al propio infractor, es la de ‘es que no venía nadie en ese momento’. Esta justificación es quizás la más peligrosa por la autocomplacencia que implica y la ceguera ante los riesgos reales. Una intersección urbana, por muy despejada que parezca a simple vista, nunca está completamente exenta de riesgos potenciales; un peatón que cruza confiado al ver su semáforo en verde, un ciclista que aparece súbitamente por un ángulo muerto del vehículo o incluso otro vehículo que también comete una imprudencia pueden convertir esa maniobra aparentemente inocua y rápida en una tragedia de consecuencias irreparables, una realidad que la DGT subraya constantemente en sus campañas de concienciación. La luz roja protege precisamente contra esos imprevistos, contra la falibilidad humana y contra la confianza excesiva al volante.


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