BCorp anuncia una reforma histórica de la certificación tras denuncias de laxitud, greenwashing y salidas de empresas emblemáticas. En medio de una ola de críticas sin precedentes, B Lab —la organización sin fines de lucro que otorga la certificación BCorp a empresas con altos estándares sociales y ambientales— ha anunciado una profunda revisión de sus criterios de evaluación. La medida llega tras años de creciente escepticismo sobre la rigurosidad del sello y varios casos mediáticos que pusieron en duda su legitimidad.
La certificación BCorp, fundada por Andrew Kassoy, nació con la promesa de distinguir a las empresas “mejores para el mundo”, integrando propósito y beneficio social a la esencia de negocio. Sin embargo, en los últimos años se han multiplicado las críticas, las renuncias y las acusaciones que cuestionaban su rigor, criterio y credibilidad; así como el creciente número grandes multinacionales que ostentan.
El caso que encendió las alarmas fue la certificación de Nespresso, subsidiaria de Nestlé, en 2022. Decenas de empresas de comercio justo y ONGs reaccionaron con indignación, acusando a B Lab de avalar prácticas asociadas a contaminación plástica, explotación laboral y opacidad corporativa. “Nos certificamos como BCorp para diferenciarnos de empresas como Nespresso, no para compartir aval con ellas”, declaró en su momento un productor de café orgánico de Colombia.
A este episodio se sumaron la salida de empresas pioneras en ESG como Dr. Bronner’s, fabricante de jabones ecológicos, que calificó de “inaceptable” compartir la certificación con corporaciones de dudosa ética; así como el descubrimiento de las malas prácticas laborales de BrewDog en una investigación de la BBC; que llevaron a la retirada de la certificación. La certificación también fue retirada a la agencia de publicidad Havas tras confirmar sus trabajos para Shell, aunque nunca lo habían ocultado.
Frente a este escenario, B Lab ha reconocido que su sistema de evaluación —basado en un puntaje acumulativo y flexible— permitía a algunas empresas compensar malas prácticas en áreas clave con fortalezas en otras, sin cumplir mínimos éticos básicos. En respuesta, ha lanzado una reforma integral de sus estándares, que entrará en vigor a partir de 2025.
El nuevo marco exigirá a todas las empresas certificadas cumplir criterios obligatorios en siete áreas críticas: propósito y gobernanza, impacto climático, derechos humanos, condiciones laborales, circularidad ambiental, diversidad e inclusión, y ética en la influencia política. Además, deberán demostrar trazabilidad y responsabilidad sobre sus cadenas de suministro, algo hasta ahora no exigido de forma sistemática. Expertos consultados siguen exceptivos sobre los cambios ya que la estructura de medición es básicamente la misma, y añaden que “este cambio es una respuesta directa a las críticas de empresas y de público; y que no se trata solo de sumar puntos en cumplir lo esencial para ser una empresa verdaderamente responsable”.
La decisión busca restaurar la credibilidad del sello BCorp, que aún es utilizado por más de 7.000 empresas en todo el mundo. Pero también plantea un dilema: ¿cuántas de esas compañías podrán mantener la certificación bajo las reglas más estrictas? Por ahora, el futuro del movimiento BCorp parece depender de su capacidad para volver a ser lo que prometió en un principio: un estándar exigente, ético y transformador, no una herramienta de marketing más.