Todos hemos estado ahí: después de una comida copiosa, con la satisfacción del estómago lleno y la pereza haciendo acto de presencia, dejamos las sobras sobre la encimera pensando que necesitan enfriarse antes de ir al frigorífico. Ese gesto tan cotidiano de dejar enfriar el guiso sobre la encimera antes de meterlo en la nevera, puede esconder un riesgo invisible pero real para nuestra salud, una puerta abierta a visitantes indeseados que no vemos pero que pueden causarnos serios problemas. Lo que parece un acto de prudencia para no sobrecargar el electrodoméstico es, en realidad, una invitación a que ciertos microorganismos campen a sus anchas en nuestros alimentos.
La seguridad alimentaria en el hogar es un asunto que a menudo pasamos por alto, confiando en costumbres heredadas o en la simple intuición, pero las reglas del juego bacteriano son claras y no entienden de tradiciones. El problema reside en la llamada «zona de peligro» de temperatura, un rango en el que las bacterias patógenas, esas que pueden provocarnos enfermedades, se multiplican a una velocidad asombrosa. Dejar la comida cocinada a temperatura ambiente durante un tiempo excesivo, especialmente si supera las dos horas según la mayoría de expertos en seguridad alimentaria, es crear el escenario perfecto para una posible intoxicación alimentaria, transformando esas deliciosas sobras en un potencial caballo de Troya microbiano.
4LA RULETA RUSA EN TU PLATO: SÍNTOMAS QUE NO DEBES IGNORAR

Las consecuencias de consumir alimentos contaminados por un mal manejo de las sobras pueden variar enormemente, pero generalmente se manifiestan como una intoxicación alimentaria. Los síntomas más comunes incluyen náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, calambres y, en algunos casos, fiebre, un cuadro que puede variar desde una leve indisposición hasta una emergencia médica, dependiendo del tipo de bacteria implicada, la cantidad ingerida y el estado de salud general de la persona afectada. Estos síntomas suelen aparecer entre unas pocas horas y varios días después de haber consumido el alimento contaminado.
Es especialmente importante ser cuidadosos con la manipulación y conservación de las sobras si en el hogar conviven personas pertenecientes a grupos de riesgo, como niños pequeños, ancianos, mujeres embarazadas o individuos con sistemas inmunitarios debilitados. Para estas personas, una intoxicación alimentaria puede tener consecuencias mucho más graves, siendo especialmente importante la prevención en estos grupos de riesgo, ya que su capacidad para combatir la infección es menor. Ignorar las pautas de enfriamiento rápido y almacenamiento correcto en la nevera no es solo una cuestión de desperdiciar comida, sino un riesgo tangible para la salud que podemos evitar fácilmente con un poco de conocimiento y precaución.