El sol está asomado sobre los campos de Valle Salvaje, pero la calma del amanecer es en realidad una calma extraña. Bajo el aspecto tranquilo de lo que empieza a suceder, las tensiones familiares, los amores ocultos, las viejas rencillas se encuentran agitados como semillas en la delicia de poder fecundar. La serie que ha seducido a millones se está emitiendo en este momento en el estreno del capítulo con extremos, donde todos los personajes han llegado a un punto de no retorno.
Desde las confrontaciones por la tierra hasta disputas domésticas internas por un puesto, por una connotación y por el reconocimiento, la historia teje una cierta malla de complejidades. La serie aún no tiene en sí el carácter de lo que es la visión de Occidente, ya que aún conserva entre letras el bagaje de la crónica de un pueblo.
3SECRETOS Y VENGANZAS

El valle guarda secretos, como la tierra conserva semillas, pero tarde o temprano, todo surge. Raimunda, conocedora ahora del pasado de Matilde, mira con otros ojos los encontronazos entre esta y Victoria. «No son solamente riñas de mujeres, son luchas por la toma del relevo», anota, mientras va ajustando su temible plan contra el duque.
Adriana hurgando en el pasado de Úrsula. «No ha tenido que aparecer por azar. Algo ha tenido que traerla aquí. Y no será nada bueno», sospecha, mientras revisa viejas cartas familiares. La enemistad entre ambas oculta un conflicto más profundo: la lucha que puede venir de generaciones atrás.
Mientras, la intervención de Mercedes a favor de Leonardo muestra otro poder: «No actúa por bondad, lo hace porque es consciente de que su poder sobre José Luis depende de tener al Marqués contento», murmura Julio, cada vez más firme en la decisión de que tiene que actuar.
Sin embargo, Raimunda es la verdadera venganza. Su plan no es sólo contra el duque; su intención es humillar a toda su estirpe. Cuando se da cuenta de que ha dado con documentos que demuestran un viejo affaire entre el duque de la ciudad y la madre de Victoria, queda claro que tiene una fuerte arma comerciando entre sus manos. «La historia se repite, y esta vez me toca a mí. Tiempo, tiempo dirá la verdad…», dice escondiendo los papeles entre la almohada de su cama.
Mientras tanto, Adriana sigue la huella de Úrsula hasta un cementerio ruinoso en la frontera del valle. Allí se encuentra con una tumba sin nombre, pero con una inscripción que la deja helada. «Nunca perdonaré a aquellos que la arrebataron mi lugar».
Del mismo modo, se percata de que la fecha de la inscripción coincide con la fecha de la muerte de su abuela, y entonces todo tiene sentido. «No es solo una rival. Eres una maldición familiar encarnada», dice, y decide esperar su llegada.
Mercedes juega como sabe jugar. Úrsula es sabida peligrosa; pero también una oportunidad.