Alejandra Rubio ha dado un paso al frente para aclarar, con voz firme y segura, cómo está su relación con Carlo Costanzia y cómo han vivido uno de los momentos más importantes del calendario emocional de la familia Campos: la Semana Santa en Málaga. Esta festividad, marcada en rojo desde hace décadas en el corazón de María Teresa Campos y sus descendientes, ha adquirido una dimensión aún más íntima desde el fallecimiento de la emblemática periodista. Para Terelu Campos, Carmen Borrego y, por supuesto, Alejandra, viajar a Málaga durante estos días no es solo una tradición: es una peregrinación cargada de recuerdos, emociones y homenaje. Ver pasar a Jesús El Cautivo desde el mítico balcón que tantos años ha servido como escenario de unidad y recogimiento familiar es, más que nunca, una cita sagrada. Este año 2025, sin embargo, ha habido un elemento novedoso que ha despertado especial interés: la presencia de Carlo Costanzia en esta emotiva escapada, lo que ha generado todo tipo de comentarios que Alejandra no ha querido dejar sin respuesta.
1Alejandra Rubio ha sido muy sincera

Fue a través de sus redes sociales donde la joven empezó a compartir algunos momentos del viaje. Instantáneas en las que se la veía con su madre, visiblemente emocionadas, con la mirada fija en la imagen de El Cautivo mientras una multitud silenciosa acompañaba el paso. Imágenes que contrastaban con otras más íntimas, en las que Carlo se mostraba atento, curioso y muy involucrado. Para muchos, su presencia suponía una consolidación de la relación, una confirmación de que ambos están viviendo un momento muy especial. La propia Alejandra, sin embargo, ha querido ir más allá de las apariencias y este miércoles se ha sentado en el plató de ‘Vamos a ver’ para hablar con total naturalidad de lo vivido y de lo que esta convivencia ha significado para ella y para su pareja.
En sus declaraciones, Alejandra ha compartido el impacto que la Semana Santa malagueña ha tenido sobre Carlo Costanzia. “Le ha encantado, se le ha hecho corto porque hemos estado pocos días, pero le ha encantado”, comenzaba diciendo, con una sonrisa que revelaba más de lo que podía decir con palabras. Reconocía que, aunque Carlo es creyente, nunca antes había vivido una Semana Santa como la andaluza, con esa mezcla de religiosidad, arte, tradición y fervor popular que impresiona incluso a los menos devotos. “La Semana Santa de Málaga hay que vivirla, impresiona mucho”, subrayaba Alejandra, confirmando que no solo para ella, sino también para Carlo, ha sido una experiencia inolvidable.
Más allá del plano romántico, la hija de Terelu Campos ha querido destacar también la felicidad que su madre ha sentido durante estos días. “Mi madre está en la gloria, con sus amigos de siempre, con su familia”, añadía, desmarcándose del foco constante que suele centrarse en su propia figura. Terelu, que guarda una relación emocional muy profunda con la Semana Santa malagueña, ha encontrado en esta edición un bálsamo emocional, acompañada no solo por su hija, sino también por su entorno más cercano, envuelta en recuerdos que la conectan directamente con su madre, María Teresa, y con tantos momentos compartidos durante años. Para ellas, Málaga es más que una ciudad: es un refugio sentimental donde siguen latiendo los ecos del pasado.
Alejandra también ha querido compartir una anécdota especialmente conmovedora que vivieron durante una de las procesiones. “Vivimos un momento viendo el Cristo de los Gitanos, una chica nos hablaba desde abajo y nos cantó. Conocimos a una maravillosa persona”, relataba, dejando claro que, más allá de los grandes titulares, estos días han estado llenos de pequeños gestos que dejan huella. Este tipo de vivencias refuerzan el sentido íntimo de una celebración que para muchos es religiosa, pero que para ella y su familia se ha convertido en una forma de recordar, de conectar y de sanar.