La historia de Sueños de Libertad se encuentra de nuevo con un nuevo capítulo pleno de secretos, intrigas ocultas, y decisiones que podrían cambiar la vida de los Merino y de la Reina para siempre. Con Luis luchando por su salud, el mundo de las alianzas fibriliza, se descubren secretos, y las estrategias familiares alcanzan niveles de peligro cada vez más altos. En un ambiente tenso, nadie parece ser quien dice ser, y la lealtad es un bien que brilla por su ausencia.
Desde el mismo momento en el que el análisis del doctor Herrera plantea que todo ha pasado, y toda interpretación de lo que está sucediendo se está realizando; ya sea el de Don Pedro que aguarda con fingidas impaciencias; ya sean los conflictos de los De la Reina cuyos elementos puntuales y ambientales sólo darían lugar a un nuevo tipo de cesión familiar; etc.
1LA FRÁGIL SALUD DE LUIS

El estado sumamente delicado de Luis Merino en Sueños de Libertad ha pasado a ser el punto central de los sentimientos y la guerra silenciosa, que se han apoderado de todas aquellas personas que lo quieren y de las que lo ven solo como una ficha al servicio de sus respectivos juegos de poder.
La conclusión de Joaquín, un Joaquín cansado, pero decidido, es proteger a los que ama. Su propósito es convencer a Digna para que permanezca en la nueva casa de Don Pedro, sin saber que este gesto de aparente generosidad es, en efecto, un juego. Luz, no obstante, lo mira, sospecha de Gema, parece que ella oculta un secreto que puede provocar que todo cambie para siempre. ¿Qué es lo que Gema no se atreve a revelarle?
En el otro lado, Marta y Andrés se encuentran visitando a Luis en el hospital, pero el recibimiento de Joaquín es demasiado frío. La situación se caldea cuando se enteran de que Jesús, el difunto patriarca, es el culpable directo de los malos tratos que ha sufrido Luis. Eso fue suficiente para debilitar aún más la relación de las familias y también para plantear una pregunta inquietante: ¿Cuántos secretos más yacen ya bajo la respetabilidad de la familia Merino?
Todo se complica aún más a raíz de la inesperada recaída de Luis, por la que el doctor Herrera tiene que intervenir nuevamente; y la llegada de Begoña, en el peor momento, le da la oportunidad a Luz de ver cómo ella se altera y teme que esta vez ya no haya solución. El horror a perderlo provoca una explosión de culpas justas e injustas entre todos, dejando al aire las grietas que la familia había sabido disimular.
Finalmente, Digna, lejos del hospital, comienza a preguntarse si confiar en Don Pedro fue un error. Él parece serio, pero hay algo en su mirar que le inquieta. ¿Vendrá a ver la manipulación antes de que sea demasiado tarde? O, el contrario, ¿se verá presa de quien le promete su salvación pero que va tejiendo la caída de quien había satanizado?