lunes, 21 abril 2025

Así hace Mercadona comprar que compres más de la cuenta sin que lo notes

Entrar en un supermercado es, para muchos, una rutina casi automática, un paseo entre lineales en busca de lo necesario para llenar la despensa y la nevera. Pocos somos conscientes de hasta qué punto nuestras decisiones de compra están guiadas por hilos invisibles, especialmente cuando visitamos gigantes como Mercadona, donde cada detalle parece pensado al milímetro para influir en nuestro comportamiento, casi sin que nos percatemos de ello. Es un baile sutil entre la necesidad y el deseo, orquestado con maestría para que, al llegar a la caja, el tique refleje algo más que la lista original que llevábamos en mente o apuntada en el móvil.

Publicidad

La arquitectura de la persuasión en estos templos del consumo moderno no es casualidad; responde a estudiadas técnicas de neuromarketing y psicología del consumidor. Desde la música ambiental hasta la iluminación, pasando por la distribución del espacio y, sobre todo, la colocación de cada producto, todo está diseñado para maximizar las ventas. Se trata de entender cómo funciona nuestra mente a la hora de comprar, aprovechando nuestros impulsos y hábitos, para convertir una simple compra rutinaria en una experiencia que nos incite a añadir más artículos al carro, a menudo de forma completamente inconsciente y llevándonos a casa productos que no figuraban en nuestros planes iniciales.

4
AROMAS Y SENSACIONES: CUANDO EL SUPER TE CONQUISTA POR LOS SENTIDOS

Fuente Freepik

Más allá de lo visual, los supermercados apelan a nuestros otros sentidos para crear una atmósfera agradable que nos invite a permanecer más tiempo y, consecuentemente, a comprar más. El olor a pan recién hecho que a menudo nos recibe cerca de la panadería, la música ambiental suave y agradable, o una iluminación cuidada, no son meros detalles decorativos, sino herramientas de marketing sensorial muy efectivas. Un ambiente placentero nos relaja, nos pone de buen humor y disminuye nuestra prisa por salir.

Esta estimulación sensorial busca generar una experiencia de compra positiva, asociando el acto de llenar el carro con sensaciones gratificantes. Cuando nos sentimos cómodos y relajados, nuestra capacidad crítica y nuestra resistencia a la tentación disminuyen, haciéndonos más susceptibles a los caprichos y a las compras no planificadas. La cuidada presentación de las secciones de frescos en Mercadona, por ejemplo, con su orden y aparente abundancia, contribuye a esta percepción positiva que nos hace bajar la guardia ante el gasto.


Publicidad