domingo, 20 abril 2025

El dolor ‘fantasma’ en el hombro que podría ser una señal temprana de un problema en el corazón

A veces, nuestro cuerpo nos envía señales confusas, mensajes cifrados que cuesta interpretar. Una molestia persistente en el hombro, ese pellizco que achacamos a una mala postura durmiendo o a un esfuerzo olvidado en el gimnasio, podría ser mucho más que una simple contractura; el dolor referido es un fenómeno real y, en ocasiones, un aviso temprano de que algo no marcha bien en un lugar tan vital como nuestro corazón. Ignorar estas señales, por sutiles que parezcan al principio, puede tener consecuencias que lamentaremos amargamente, porque el cuerpo tiene su propio lenguaje y aprender a escucharlo es fundamental para nuestra salud.

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Este tipo de sensación, conocida médicamente como dolor referido, ocurre cuando el cerebro interpreta incorrectamente las señales nerviosas procedentes de un órgano interno, atribuyéndolas a una zona del cuerpo completamente distinta pero que comparte las mismas vías nerviosas. Es como si los cables se cruzaran en la centralita, generando una alarma en el lugar equivocado, pero no por ello menos importante. Comprender este mecanismo es el primer paso para no subestimar síntomas aparentemente inconexos que, en realidad, podrían estar alertándonos sobre un problema cardíaco incipiente, permitiéndonos actuar antes de que sea demasiado tarde y el daño sea irreparable.

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¿ARTICULAR O CARDÍACO? PISTAS PARA DESCIFRAR ESE DOLOR PERSISTENTE

Fuente Freepik

Distinguir un dolor de hombro de origen musculoesquelético (una tendinitis, una bursitis, artrosis) de uno referido de origen cardíaco es fundamental, y aunque a veces la línea es fina, existen ciertas pistas que pueden orientarnos. El dolor musculoesquelético suele empeorar con movimientos específicos del brazo o al presionar directamente sobre la articulación, suele ser más localizado y, a menudo, hay un antecedente de lesión o sobreesfuerzo. Por el contrario, el dolor referido de origen cardíaco tiende a ser más difuso, descrito a menudo como una presión, pesadez o quemazón, y característicamente no se modifica significativamente con el movimiento del hombro ni con la palpación de la zona.

Además de las características propias del dolor, la presencia de otros síntomas acompañantes es una señal de alarma clave que debe inclinar la balanza hacia una posible causa cardíaca. Si la molestia en el hombro aparece junto a dificultad para respirar (disnea), sudoración fría, náuseas, vómitos, mareos, una sensación de opresión o malestar en el pecho (aunque no siempre está presente), o una fatiga inusual y extrema, la sospecha de un problema cardíaco aumenta exponencialmente. Es vital recordar que, en algunas personas, especialmente mujeres y diabéticos, el dolor referido en el hombro puede ser el único o el principal síntoma de un evento coronario agudo.


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