A veces, nuestro cuerpo nos envía señales confusas, mensajes cifrados que cuesta interpretar. Una molestia persistente en el hombro, ese pellizco que achacamos a una mala postura durmiendo o a un esfuerzo olvidado en el gimnasio, podría ser mucho más que una simple contractura; el dolor referido es un fenómeno real y, en ocasiones, un aviso temprano de que algo no marcha bien en un lugar tan vital como nuestro corazón. Ignorar estas señales, por sutiles que parezcan al principio, puede tener consecuencias que lamentaremos amargamente, porque el cuerpo tiene su propio lenguaje y aprender a escucharlo es fundamental para nuestra salud.
Este tipo de sensación, conocida médicamente como dolor referido, ocurre cuando el cerebro interpreta incorrectamente las señales nerviosas procedentes de un órgano interno, atribuyéndolas a una zona del cuerpo completamente distinta pero que comparte las mismas vías nerviosas. Es como si los cables se cruzaran en la centralita, generando una alarma en el lugar equivocado, pero no por ello menos importante. Comprender este mecanismo es el primer paso para no subestimar síntomas aparentemente inconexos que, en realidad, podrían estar alertándonos sobre un problema cardíaco incipiente, permitiéndonos actuar antes de que sea demasiado tarde y el daño sea irreparable.
2EL HILO INVISIBLE: POR QUÉ TU CORAZÓN ‘HABLA’ A TRAVÉS DEL HOMBRO

La conexión específica entre el corazón y el hombro, particularmente el izquierdo, es uno de los ejemplos más conocidos y clínicamente relevantes de dolor referido. El corazón y el diafragma comparten parte de su inervación sensitiva a través del nervio frénico, que tiene sus raíces en los segmentos cervicales C3, C4 y C5 de la médula espinal, los mismos segmentos que recogen la sensibilidad de la zona del hombro. Así, una irritación o falta de oxígeno en el músculo cardíaco, como ocurre durante una angina de pecho o un infarto, puede activar estas vías nerviosas, interpretando el cerebro que el origen del problema está en el hombro o incluso bajando por el brazo. Este mecanismo explica por qué un dolor de origen cardíaco puede sentirse lejos de su fuente real.
La predominancia del hombro izquierdo como lugar de manifestación de este dolor cardiaco referido se asocia a menudo con la localización anatómica habitual de los problemas isquémicos en el ventrículo izquierdo del corazón, la cámara principal de bombeo. Sin embargo, es crucial entender que esta no es una regla infalible; el dolor puede sentirse también en el hombro derecho, en ambos hombros, en la mandíbula, el cuello, la espalda o incluso en la zona del estómago. La variabilidad es considerable, lo que subraya la importancia de no descartar un origen cardíaco basándose únicamente en una localización atípica del síntoma, especialmente si existen factores de riesgo cardiovascular.