Puedes estar comiendo insectos y no lo sabes. Cuidar lo que comemos es una decisión que cada vez más personas intentan tomar con responsabilidad. Pero lo cierto es que, en medio de la rutina, muchas veces dejamos pasar detalles que son más importantes de lo que parecen. Uno de ellos es leer las etiquetas de los productos que compramos en el supermercado. Y si creías que al llevar una pizza o unas patatas fritas estabas comprando algo “normal”, puede que esta información te haga cambiar de opinión.
Sí, como lo leíste en el título, algunos productos que tienes ahora mismo en tu cocina contienen insectos en su composición. No es una exageración ni una teoría conspirativa. Es una realidad que está ocurriendo desde hace algunos años, avalada por normativas oficiales, y que tal vez ni siquiera habías notado.
12¿Qué puedes hacer tú como consumidor?

La recomendación más directa es:
Empieza a leer las etiquetas de los productos que compras.
Y si ves palabras como Acheta domesticus, Tenebrio molitor o harina de insecto, ya sabes qué significan.
Además:
- Infórmate sobre las nuevas regulaciones alimentarias.
- Consulta fuentes confiables antes de asumir que un alimento es “natural”.
- Comparte la información con amigos y familiares que también quieran saber qué están comiendo.
Y, sobre todo, exige claridad a las marcas. Si un producto contiene insectos, que lo diga claramente. Porque más allá de si lo consumes o no, es tu derecho saberlo.