domingo, 20 abril 2025

Este ajuste en tu móvil Android te protege de escuchas indeseadas, y no es el modo avión

Vivimos pegados a una pantalla, eso es una realidad incontestable en la España de hoy, casi una extensión de nuestro propio brazo que nos conecta, informa y entretiene. Sin embargo, esa ventana al mundo que llevamos en el bolsillo también puede ser una puerta abierta a nuestra privacidad, y la preocupación sobre si nuestro móvil nos escucha más de la cuenta es una sombra que planea sobre muchos usuarios. La idea de que conversaciones privadas puedan ser captadas sin nuestro consentimiento explícito genera una inquietud lógica, alimentada a menudo por la publicidad sospechosamente oportuna que nos asalta tras hablar de un tema concreto.

Publicidad

Lejos de caer en alarmismos infundados o teorías conspirativas, existe una base real para esta preocupación: las aplicaciones que instalamos en nuestros dispositivos. Muchas de ellas solicitan acceso al micrófono, a veces por motivos justificados y otras de forma menos clara, acumulando permisos que no siempre son estrictamente necesarios para su funcionamiento. Afortunadamente, el sistema operativo Android ofrece herramientas para gestionar estos permisos de forma granular, permitiéndonos tomar el control y poner coto a posibles escuchas indeseadas, mediante un ajuste específico que va más allá de la solución drástica y poco práctica del modo avión.

4
LAS APLICACIONES BAJO SOSPECHA: ¿QUIÉN NECESITA ESCUCHAR?

Fuente Freepik

Discernir qué aplicaciones necesitan legítimamente el micrófono es, en la mayoría de los casos, una cuestión de sentido común aplicada al uso que hacemos de nuestro móvil. Las aplicaciones de llamadas y videollamadas (Teléfono, WhatsApp, Skype, Zoom), los asistentes de voz (Asistente de Google, Alexa), las aplicaciones de grabación de audio o notas de voz, y aquellas para identificar canciones (Shazam) son ejemplos claros donde el acceso al micrófono es fundamental, ya que su función principal depende directamente de poder captar nuestra voz o el sonido ambiente. En estos casos, denegar el permiso impediría su correcto funcionamiento.

El problema surge con la enorme cantidad de aplicaciones que solicitan este permiso sin una justificación clara o directa para el usuario final. Juegos que no tienen chat de voz, aplicaciones de personalización, herramientas de productividad simples, lectores de códigos QR o incluso algunas redes sociales cuyo uso principal no implica la grabación de audio, deberían ser examinadas con lupa antes de concederles acceso libre al micrófono de nuestro dispositivo. La recomendación es aplicar el principio de mínima concesión: si no estamos seguros de por qué una app necesita el micrófono, lo más prudente es denegarle el permiso por defecto, pudiendo concedérselo más tarde si alguna función específica lo requiere y nos lo solicita explícitamente. La gestión consciente de estos permisos en nuestro móvil es clave.


Publicidad