sábado, 19 abril 2025

La palabra exacta que jamás deberías decir si te detiene la Guardia Civil en un control

Todos nos hemos encontrado alguna vez en esa situación, las luces azules parpadeando en el retrovisor y la indicación inequívoca de detener el vehículo a un lado de la calzada. Es un momento que, inevitablemente, genera cierta tensión, incluso cuando sabemos que no hemos cometido ninguna infracción; y es precisamente en esos instantes iniciales cuando una palabra o frase desafortunada puede complicar sobremanera un simple control rutinario efectuado por la Guardia Civil. La clave reside en comprender que, ante la autoridad, menos es casi siempre más, y que intentar justificarse precipitadamente puede tener el efecto contrario al deseado.

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La carretera es un escenario donde la prudencia no solo se mide al volante, sino también en la interacción con los agentes encargados de velar por nuestra seguridad. A menudo, llevados por los nervios o por un malentendido concepto de colaboración, tendemos a hablar más de la cuenta, a ofrecer explicaciones no solicitadas o, peor aún, a pronunciar frases que, lejos de ayudar, nos colocan en una posición vulnerable. Conocer qué tipo de comentarios debemos evitar a toda costa no es una cuestión de picaresca, sino de simple inteligencia y conocimiento de nuestros derechos y deberes, una herramienta fundamental para que un encuentro fortuito con una patrulla no derive en un problema inesperado y potencialmente grave.

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LO QUE CALLAS TE PROTEGE: EL DERECHO A NO COMPLICARTE LA VIDA

Fuente Freepik

En última instancia, la recomendación más sensata ante un control es aplicar el principio de prudencia verbal máxima. No se trata de adoptar una actitud obstruccionista ni de negarse a colaborar en lo esencial, sino de ser conscientes del peso que pueden tener nuestras palabras en un contexto legal y administrativo. Ante la duda, es preferible guardar silencio sobre aquello que no se nos pregunta directamente, ya que cualquier información adicional que ofrezcamos voluntariamente podría ser interpretada de manera desfavorable o abrir nuevas líneas de investigación que no existían previamente.

Comprender que no tenemos la obligación de justificar cada uno de nuestros movimientos ni de entrar en debates sobre la normativa de tráfico con el agente que nos ha parado es crucial. Si se ha cometido una infracción y esta es notificada, existirá un procedimiento posterior para presentar alegaciones o recurrir si lo consideramos oportuno, preferiblemente con el asesoramiento adecuado. Pero en el arcén, bajo la posible presión del momento, la mejor estrategia es limitarse a cumplir con lo requerido por la Guardia Civil, hablar lo estrictamente necesario y evitar cualquier frase que, por inocente que parezca, pueda volverse en nuestra contra y complicar una situación que, de otro modo, podría haberse resuelto sin mayores consecuencias.

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