Perú amanece este 14 de abril con una noticia que marca un antes y un después en su historia contemporánea: Mario Vargas Llosa ha fallecido en Lima, su ciudad natal, rodeado de su familia más cercana. La presidenta del país, consciente del peso cultural, social y político que el escritor tenía en la identidad nacional, ha decretado luto nacional para rendirle homenaje. Esta medida, anunciada a primera hora de la mañana, responde a la necesidad de reconocer públicamente la figura de quien no solo fue el autor más internacional del Perú, sino también un referente intelectual y moral a lo largo de décadas.
1El triste adiós de Vargas Llosa

Desde el primer instante en que se ha conocido la noticia, la prensa peruana ha detenido su actividad habitual para volcarse por completo en recordar la vida, obra y legado del Premio Nobel de Literatura. Tanto en sus versiones impresas como digitales, los principales medios han dedicado sus ediciones casi en su totalidad a quien fuera también candidato presidencial, pensador político y una voz central en el debate público del país. Las portadas de los periódicos han sido monográficas, y en las cadenas de televisión no se ha hablado de otra cosa. La muerte de Vargas Llosa ha conmovido a todos los sectores sociales, desde la clase política hasta el mundo académico, pasando por el ciudadano común que creció leyendo sus novelas o escuchando sus opiniones.
El escritor ha fallecido en su casa de Lima, acompañado por sus hijos y por su exesposa, Patricia Llosa, una figura crucial en su vida personal y profesional. A pesar de los altibajos que vivieron a lo largo de más de seis décadas de matrimonio, su vínculo fue tan profundo que nunca se rompió del todo, ni siquiera tras el divorcio. La prensa local ha puesto un especial énfasis en la presencia de Patricia en los últimos días del autor, y muchos columnistas destacan que la última novela que publicó Vargas Llosa le fue dedicada a ella, como símbolo de una unión que, pese a todo, nunca se extinguió por completo.
Las crónicas biográficas que los medios peruanos han elaborado en estas horas han recordado tanto su trayectoria literaria como su vida personal, esa que fue en muchos momentos tan agitada y apasionada como las tramas de sus novelas. En los obituarios se hace referencia a sus amistades con otros grandes escritores latinoamericanos, pero también a sus desencuentros, sus polémicas, y a las diferencias ideológicas que lo alejaron de algunos colegas. Vargas Llosa fue siempre una figura que suscitó admiración y controversia a partes iguales, y ese carácter directo y sin concesiones es parte de lo que lo hizo inolvidable.