sábado, 19 abril 2025

Preocupación en La Promesa: un nuevo capítulo que hace temblar los pilares del palacio

El palacio de La Promesa no parece haber seguido el mismo sendero. Las paredes, que han sido las testigos mudas de un dilatado número de dramas, parecen retener la respiración, la misma que sostienen los habitantes de este espacio. La preocupación por el estado de salud de Catalina y su bebé ha recorrido cada uno de sus rinconcitos, saturando el aire de una tensión casi palpable por cada uno de sus rincones.

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Ni los pasillos más recónditos están a salvo, al igual que en la planta noble, donde los señores tratan de disimular su inquietud mediante gestos que quieren aparentar serenidad; en los cuartos de servicio, las miradas furtivas y los murmullos revelan el temor colectivo. Son precisamente en estos momentos de crisis cuando las máscaras caen y se intenta ver hasta donde aguantarán los lazos.

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LA JUSTICIA EN LA PROMESA

Preocupación en La Promesa: un nuevo capítulo que hace temblar los pilares del palacio
Fuente: RTVE

Curro no descansa. Pía no relaja su tarea. Sus esfuerzos intensos se intercalan entre papeles robados y conversaciones a media luz, entre ambos les consume la obsesión por esclarecer el caso de la muerte de Jana. «No fue un accidente. Fue un crimen», repite Curro mientras señala las notas manuscritas con una escritura temblorosa. La teoría del veneno se va haciendo fuerte: ¿quién tuvo acceso al supuesto vaso de Jana?

Pía, más prudente, pero igual de obsesionada, avisa sobre la prudencia: «Si el asesino se encuentra entre nosotros, cualquier palabra puede ser mortal», dice. Sin embargo, Curro se muestra impulsivo y devorado por la rabia, ya no teme a las consecuencias. La verdad es su única bandera, aunque por izarla tengan que quemar el palacio. El proceso de investigación de ambos les lleva a cruzar determinadas líneas peligrosas, seguidos por miradas que pueden seguir a los sospechosos.

Las páginas del capítulo se cierran con una imagen perturbadora: Pía de pie ante el retrato de Jana, jurando a voz baja: «No vamos a parar hasta que tu asesinato tenga nombre». Al mismo tiempo, en la penumbra, alguien también está observando desde lejos; tal vez el asesino. El gato y el ratón acaban de comenzar.

Dos horas después, Curro encuentra una pista importante. Entre los pliegues de un libro olvidado en la biblioteca encuentra una pequeña mancha oscura. ¿Sangre? ¿Veneno? Su pulso se acelera imaginándose a Jana hojeando las mismas páginas. El objeto va de mano en mano, hasta llegar a Pía, cuyo rostro se ensombrece al reconocer el volúmen: era el libro preferido de Jana.

Mientras tanto, en las caballerizas, un jinete desconocido llega al palacio. Trae consigo un sobre sellado con un símbolo familiar. ¿Es la pieza que falta al rompecabezas o, por el contrario, el inicio de una pesadilla nueva? Curro y Pía intercambian una mirada cómplice. La partida acaba de llegar a un momento crucial, y el siguiente movimiento lo puede cambiar todo.

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