sábado, 19 abril 2025

El jardinero vuelve a hacer de la ficción española todo un éxito

La ficción española vuelve a demostrar su empuje con una miniserie que te engancha desde el minuto uno. El jardinero, la nueva apuesta de Miguel Sáez Carral (creador de La caza), ha llegado a Netflix como un huracán y ha conseguido desbancar hasta fenómenos globales como Adolescente.

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Con solo seis capítulos, esta nueva producción ha conseguido lo que muchas series no logran en una temporada entera. Un protagonista atormentado, una villana fascinante y un amor que nace entre las sombras. La trama, ambientada en los exuberantes paisajes de Pontevedra, sigue a Elmer (Álvaro Rico), un joven botánico de mente brillante pero de corazón herido.

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VIOLETA, UNA LUZ PARA EL JARDINERO

El jardinero vuelve a hacer de la ficción española todo un éxito
Fuente: Netflix

Violeta es la única verdad de Elmer. Catalina Sopelana encarna a una maestra de guardería cuya bondad no es ingenua, sino valiente; «No tengas miedo a lo que eres», le dice al protagonista sin saber que esa frase será el detonante de una revolución interna.

Su romance es tan esperanzador como condenado. No es como en otros thrillers donde el amor redime, aquí el amor complica. Elmer no sabe querer sin destrozar y Violeta no sabe por qué se siente atraída por un hombre del que debería huir. Hay chispa entre los dos, hay química, pero cada caricia encierra un peligro inminente.

El guion, de Carral e Isa Sánchez, elude los tópicos y quiere un final que contradice las expectativas, ¿puede alguien como Elmer tener un final feliz? La respuesta no es blanca ni negra, es un inquietante gris que deja al espectador pegado a la pantalla hasta el último segundo.

Violeta es el símbolo de la cotidianidad que Elmer jamás alcanzó, pero al mismo tiempo es su completa perdición. Ella se convierte en un espejo en el que él se encuentra viendo por primera vez lo que pudo ser, lo que puede llegar a ser… Y lo que en todo caso ya no será.

La escena en que descubre la verdad sobre Elmer se convierte en un ejercicio de interpretación sublime por parte de Sopelana. Su cara cambia del amor al horror en cuestión de pocos segundos, pero lo más desgarrador es que incluso en ese caso no puede dejar de quererlo.

El triángulo Violeta-Elmer-La China es un pulso emocional donde todos pierden algo. No hay vencedores en esta historia, no hay sino supervivientes con cicatrices que nunca llegarán a cerrar.

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