Vivimos pegados a nuestros dispositivos, casi como una extensión de nosotros mismos, confiándoles conversaciones íntimas, datos bancarios y secretos profesionales. Es normal que surja la inquietud, esa sensación incómoda de que quizás alguien ajeno pueda tener acceso a nuestro móvil, curioseando donde no debe o, peor aún, vigilando nuestros pasos y comunicaciones de forma encubierta. Esta preocupación, lejos de ser paranoia, se alimenta de noticias constantes sobre vulnerabilidades y ciberataques, haciendo que muchos se pregunten si existe alguna forma sencilla de verificar si su teléfono está comprometido, más allá de las aplicaciones de seguridad habituales.
La respuesta podría estar más cerca de lo que pensamos, oculta en las propias funciones del sistema operativo y de la red de telefonía, mediante unos códigos que parecen sacados de una película de espías pero que son herramientas legítimas de gestión de red. Hablamos de los códigos MMI, secuencias de números y símbolos que, al marcarlos como si hiciéramos una llamada, nos pueden revelar información crucial sobre el estado de nuestro terminal, particularmente en lo referente al desvío de llamadas. Aunque su propósito original no es detectar espionaje, un uso inesperado o no autorizado de estas funciones, sí podría ser un indicio de que algo anómalo está sucediendo con la privacidad de nuestras comunicaciones.
2¿LLAMADAS DESVIADAS O VIGILANCIA ENCUBIERTA?

Aquí es donde la cosa se pone interesante y entra en juego la sospecha que evoca el título. Si al marcar *#21# o *#62# descubrimos que nuestras llamadas se están desviando a un número que no reconocemos y que no hemos configurado nosotros mismos, la alarma está justificada. ¿Por qué alguien querría desviar nuestras llamadas en secreto? Las motivaciones pueden ser variadas, desde intentos de suplantación de identidad hasta la interceptación de mensajes de voz que puedan contener información sensible, pasando por el simple espionaje para saber quién nos llama y cuándo, construyendo un patrón de nuestras comunicaciones sin necesidad de instalar software malicioso directamente en el dispositivo. Este escenario convierte una función de red estándar en una potencial puerta trasera para la vigilancia de nuestro móvil.
No obstante, es fundamental mantener la cabeza fría y no sacar conclusiones precipitadas antes de analizar bien la situación. En la gran mayoría de los casos, si aparece un número de desvío al usar *#62#, corresponderá al número del buzón de voz de nuestro operador, lo cual es perfectamente normal y legítimo. Asimismo, es posible que nosotros mismos hubiéramos configurado un desvío hacia otro teléfono nuestro o el de un familiar en el pasado y lo hayamos olvidado, o que sea una configuración aplicada por nuestra empresa si el móvil es de trabajo. Por tanto, encontrar un desvío activo no equivale automáticamente a ser víctima de espionaje, aunque sí obliga a investigar el origen de ese número si no lo reconocemos de inmediato.