Parece mentira cómo nos hemos acostumbrado a vivir pegados a una aplicación de mensajería, casi como si fuera una extensión de nuestro propio brazo. Hablamos, claro, del omnipresente WhatsApp, ese gigante verde que ha monopolizado nuestras conversaciones digitales durante años, pero ojo, que en el horizonte tecnológico se vislumbra un contendiente con pedigrí y apoyos de peso, el llamado RCS (Rich Communication Services), que aspira nada menos que a jubilar al rey actual de la mensajería instantánea. Puede que aún no te suene demasiado, pero esta tecnología lleva tiempo cocinándose en los laboratorios de las grandes operadoras y gigantes tecnológicos, prometiendo una revolución silenciosa pero imparable en la forma en que nos comunicamos desde el móvil.
La idea detrás del RCS no es otra que devolver el poder de la mensajería avanzada al corazón mismo del sistema operativo del teléfono, sin necesidad de instalar aplicaciones de terceros. Imagina poder enviar fotos en alta resolución, crear grupos de chat dinámicos, ver confirmaciones de lectura o incluso saber cuándo alguien está escribiendo, todo ello desde la aplicación de mensajes nativa de tu móvil, esa que usabas para los viejos SMS. Suena bien, ¿verdad? Pues esa es la promesa fundamental del RCS, una evolución lógica y necesaria del SMS, apoyada por la GSMA (la asociación que agrupa a casi todos los operadores móviles del mundo) y con Google como su principal valedor en el ecosistema Android, buscando ofrecer una experiencia de usuario mucho más rica y fluida que la que ofrecen los mensajes de texto tradicionales, que se han quedado anclados en el pasado.
1¿QUÉ DIABLOS ES EL RCS Y POR QUÉ DEBERÍA IMPORTARTE?

Entremos en materia, que la tecnología a veces se nos presenta con siglas y acrónimos que suenan a chino mandarín. El RCS, o Rich Communication Services, no es más que un protocolo de comunicación, un conjunto de normas técnicas, si lo prefieres, diseñado para modernizar la mensajería móvil estándar. Impulsado por la GSMA, la asociación global de operadores móviles, su objetivo es reemplazar los vetustos SMS y MMS por una experiencia mucho más completa, interactiva y similar a la que ofrecen aplicaciones como WhatsApp, Telegram o iMessage de Apple, pero integrada de forma nativa en los teléfonos y gestionada directamente por las operadoras de telefonía, aunque con una capa de servicio proporcionada a menudo por gigantes como Google para asegurar la interoperabilidad global.
Lo relevante para el usuario de a pie es lo que este cambio implica en el día a día. Con el RCS activado en tu línea y en la de tu interlocutor, la aplicación de mensajes predeterminada de tu smartphone se transforma. Podrás enviar imágenes y vídeos sin la terrible compresión de los MMS, compartir archivos de gran tamaño sin problemas, crear chats grupales con todas las funciones modernas (añadir o quitar participantes, poner nombre al grupo, etc.), ver confirmaciones de lectura y el indicador de «escribiendo…», e incluso compartir tu ubicación en tiempo real o realizar pagos (aunque esto último dependerá de implementaciones futuras). En esencia, el RCS busca ofrecer todas las funcionalidades que hoy damos por sentadas en las apps de mensajería, pero bajo el paraguas del estándar de comunicación móvil, sin depender de una única empresa o aplicación.