En el trajín diario de nuestros hogares, convivimos con electrodomésticos que creemos conocer al dedillo, máquinas que nos facilitan la vida casi sin que reparemos en ellas. Sin embargo, bajo esa apariencia familiar, a menudo se esconden funciones y secretos que podrían transformar nuestra rutina y, sobre todo, aliviar nuestro bolsillo y nuestra conciencia ecológica. Es el caso de ese aparato indispensable en cualquier casa moderna, tu lavadora, que guarda una tecla, un programa, una opción que muchos pasan por alto pero que encierra la llave de un consumo más inteligente y responsable.
Estos programas, conocidos genéricamente como ‘ECO’ o de baja temperatura, no son un añadido reciente ni una función experimental; llevan años formando parte del panel de mandos de la mayoría de modelos del mercado. A pesar de ello, una mezcla de desconocimiento, prisas y la arraigada creencia de que solo el agua caliente garantiza una limpieza profunda hace que permanezcan, en gran medida, infrautilizados. Desentrañar el misterio de este «botón secreto» no solo revela una forma sencilla de ahorrar energía y agua, sino que también nos invita a repensar nuestros hábitos de lavado para adaptarlos a las necesidades reales de nuestra ropa y a las posibilidades que la tecnología actual nos ofrece.
4MÁS ALLÁ DEL AHORRO: BENEFICIOS OCULTOS PARA TU ROPA Y EL PLANETA

Pero las ventajas de pulsar el botón ‘ECO’ no se limitan únicamente a la economía doméstica. Nuestra ropa también agradece enormemente un trato más amable y menos agresivo. Las altas temperaturas, si bien eficaces contra cierta suciedad, pueden ser muy perjudiciales para los tejidos, especialmente los delicados, los sintéticos y los de colores vivos. Provocan un mayor desgaste de las fibras, pueden causar encogimiento, deformaciones y una pérdida prematura de la intensidad de los colores, acortando significativamente la vida útil de nuestras prendas favoritas.
Lavar en frío o a baja temperatura, por el contrario, preserva la integridad de los tejidos, mantiene los colores vibrantes por más tiempo y reduce el riesgo de accidentes de lavado como la transferencia de color entre prendas. Este cuidado extra se traduce en ropa que dura más y luce mejor, un beneficio indirecto pero muy valioso. Y, por supuesto, no podemos olvidar el impacto medioambiental: cada kilovatio-hora de electricidad que ahorramos gracias a nuestra lavadora se traduce en una menor emisión de CO2 a la atmósfera, contribuyendo a la lucha contra el cambio climático. Usar el programa ECO es, por tanto, un pequeño gesto cotidiano con un gran potencial ecológico.