La televisión es un espejo que en muchas ocasiones refleja más sombras que luces. Hace ya más de una década, Sonia Walls entró en Gran Hermano 2013 como una concursante más, pero salió con una historia que para ella desnuda la verdadera forma de ser de la presentadora Mercedes Milá.
Ahora, en el podcast Helado oscuro, la canaria ha vuelto a recordar aquellos meses en los que sostiene haber sufrido desprecios, humillaciones y un trato vejatorio por parte de la presentadora icónica. «Mercedes es muchísimo peor fuera de cámaras» -sentencia Walls, abriendo un debate sobre los abusos de poder en platós de televisión.
2EL INTENTO DE SILENCIAR A UNA CONCURSANTE
Según Sonia Walls, tal como ella misma se describe, algo que la define bien es no callar ante las injusticias. Y eso, según parece, fue lo que más exasperó a Mercedes Milá en Gran Hermano. «A ella no le parecía bien que le respondiese. En los cortes me decía que me callara, pero yo continuaba respondiendo«, recuerda la exconcursante del ‘Gran Hermano’. La tensión llegó tal punto que, tal como asegura ella, la presentadora intentó sabotea su parte técnica. «Mercedes pidió que no me pusieran pilas en el micrófono. No soportaba que yo le contestara».
De ser ciertas, este tipo de acciones harían del abuso de poder, inadmisible en el peor de los casos, en cualquier entorno profesional. Walls no era una trabajadora, pero tampoco una invitada en idénticas condiciones: era una concursante participando en un juego donde, al menos sobre el papel, todos tenían que partir de la misma línea. Ahora bien, su testimonio revela que Milá estaba siempre en el papel de una magistrada universal que era capaz de decidir quién debía tener voz y quién no. «Ella pensaba que podía controlarlo todo, hasta quién hablaba y hasta quién podía hablar».
Dicha confrontación terminó en su abandono del plató justo en un directo. Milá le hizo un comentario sobre su «cara de vinagre» con un algo ambiguo «hoy estás muy guapa»; Walls lo entendió como una falta de respeto y decidió marcharse. Una acción que años después reivindica como una cuestión de dignidad. «No me arrepiento. Si ahora lo viviera haría lo mismo», aclara con firmeza. Aunque es consciente de cómo terminó: «Después del incidente, fui la ‘problemática’ del programa».