lunes, 14 abril 2025

La falta de electrificación encadena el campo español a los combustibles fósiles

El medio rural español vive una paradoja: en el campo se producen más de ocho de cada diez megavatios (MW) renovables del país y, sin embargo, su dependencia de las energías fósiles es cada vez mayor. El motivo no es otro que el insuficiente desarrollo de la infraestructura eléctrica, un problema que el sector energético lleva años denunciando.

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En el campo se genera el 84% de la potencia renovable que entra en el mix nacional, pero la brecha de electrificación existente entre el medio urbano y el rural, donde es un 20% menor, impide que tanto las explotaciones agrarias y ganaderas como los hogares se beneficien de la creciente producción energética ‘verde’.

Estos datos, incluidos en el IV Observatorio de la Descarbonización Rural, elaborado por la asociación de empresas distribuidoras de electricidad CIDE, evidencian una vez más las consecuencias de la falta de alcance de las redes eléctricas, un obstáculo señalado repetidamente por gigantes energéticos como Iberdrola y Endesa y por las organizaciones del sector.

LA DEMANDA ES MENOR EN EL CAMPO

Según el Observatorio, entre 2022 y 2023, mientras el consumo eléctrico nacional a nivel del consumidor doméstico creció un 0,8%, en las zonas rurales se redujo más de un 5%. Esto ha hecho que la brecha en electrificación entre el campo y las áreas urbanas aumente del 15% al 20% en un solo año, lo cual pone de manifiesto la necesidad de adoptar medidas que permitan reducir esta brecha.

El informe de CIDE sostiene que, para revertir esta situación, es preciso dotar al consumidor de herramientas que faciliten el proceso de electrificación y mitiguen la percepción de un mayor coste de la opción eléctrica respecto a otros vectores.

Para aquellos casos en los que la electrificación directa no sea viable, como en algunos procesos industriales o en el transporte pesado, en determinados casos se podrían explorar opciones complementarias como el hidrógeno ‘verde’ y otros combustibles alternativos. Además, estas soluciones también dependen del despliegue y aprovechamiento de energías renovables, un área en la que las zonas rurales tienen un gran potencial.

LA DESIGUALDAD DE INGRESOS, UN FACTOR EN CONTRA

El Observatorio enfatiza que uno de los grandes frenos a la electrificación de hogares y empresas en el campo español es la profunda disparidad económica entre el medio rural y las ciudades.

En el campo, la renta media por hogar es sensiblemente inferior, lo que dificulta la adopción de tecnologías que permitan avanzar en la electrificación, dada la relevancia de la inversión inicial. Esta desigualdad económica no solo agrava la brecha en electrificación, sino que también limita la capacidad de inversión en tecnologías que optimicen el consumo energético y favorezcan la transición energética.

EL OBSERVATORIO DEL CIDE MUESTRA QUE COMBUSTIBLES FÓSILES COMO EL GAS BUTANO O EL GAS NATURAL AÚN ESTÁN PRESENTES EN UN TERCIO DE LOS HOGARES DEL CAMPO

Los sondeos realizados por el CIDE muestran que aún persiste un uso significativo de combustibles fósiles, como el gas butano o el gas natural, que representan aproximadamente un tercio de las cocinas en hogares rurales. La vitrocerámica, por su parte, sigue siendo el sistema de cocina más común en el campo, consolidándose como una opción mayoritaria.

No obstante, los autores consideran que el hecho de que el 75% de los hogares rurales no disponga de conexión a gas canalizado puede ser una oportunidad para acelerar la transición hacia la electrificación de diversos usos domésticos. «La red de distribución eléctrica en España, que llega a prácticamente todos los rincones del país, se presenta como una infraestructura fiable y desarrollada, ofreciendo una alternativa eficiente y sostenible frente al uso de combustibles como el butano», destacan.

LOS CAE, UNA OPCIÓN DESAPROVECHADA

Un Certificado de Ahorro Energético (CAE) es un documento electrónico que garantiza que, tras llevar a cabo una actuación de eficiencia energética, se ha conseguido un nuevo ahorro de energía final equivalente a un kilovatio hora (kW/h). De esta forma, si se acomete una actuación que implica un nuevo ahorro anual de 500 kW/h, se podrán obtener una cantidad total de 500 CAE.

Este instrumento permite monetizar los ahorros energéticos, recuperando parte del coste de las inversiones en eficiencia energética (cambio de iluminación, mejora del aislamiento térmico, renovación de equipos industriales o domésticos, reformas, etc.), ya que el usuario final podrá recibir una contraprestación si vende los ahorros obtenidos para su posterior certificación mediante el Sistema de CAE.

LOS CERTIFICADOS DE AHORRO ENERGÉTICO (CAE) son conocidos por la mayor parte de las empresas rurales encuestadas, PERO apenas un 10% los ha implementado o utilizado de alguna forma

El informe señala que, para las empresas y hogares del campo español, los CAE constituyen una herramienta útil para impulsar la eficiencia energética e incentivar la inversión inicial en torno a estas actuaciones. Sin embargo, según las encuestas, los CAE son conocidos por la mayor parte de las empresas rurales encuestadas, aunque apenas un 10% los ha implementado o utilizado de alguna forma.

Este bajo nivel de adopción real entre las empresas «refleja la necesidad de incrementar la información sobre los beneficios tangibles que los CAE pueden aportar en términos de ahorro energético y competitividad».


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