El gigante de los hidrocarburos Shell ha confirmado la reducción de sus previsiones de producción en tres segmentos de negocio: petróleo, gas y Gas Natural Licuado (GNL).
Según informa Reuters, la empresa ajustó su previsión global de producción de petróleo y gas a un rango de entre 1,79 millones y 1,89 millones de barriles de petróleo equivalente por día (boed) para el primer trimestre, frente a la proyección previa de entre 1,75 millones y 1,95 millones de barriles.
Por otro lado, el GNL también sufrirá recortes: de acuerdo al informe de actualización comercial, presentado por Shell este lunes, la producción alcanzará entre 6,4 millones y 6,8 millones de toneladas métricas, por debajo de la previsión anterior de entre 6,6 millones y 7,2 millones de toneladas. En el cuarto trimestre del año pasado, produjo 7,1 millones de toneladas de GNL.
La compañía justificó la caída en el impacto de las malas condiciones climáticas en Australia.
SHELL INTENTA CAPEAR EL TEMPORAL
El coloso global de los combustibles fósiles no está pasando por su mejor momento financiero, lo que ha obligado a la dirección a acometer una profunda reestructuración en diversas áreas de la compañía, que ha decidido centrarse en el ahorro de costes y la potenciación de la división de gas como pilares para el futuro.
Shell reportó ganancias ajustadas de 3.661 millones de dólares (3.500 millones de euros) en el cuarto trimestre de 2024, un 11% por debajo del consenso de 4.100 millones de dólares (3.900 millones de euros). El motivo principal fue el descenso en los ingresos de la división de gas integrado.
LOS DECEPCIONANTES RESULTADOS FINANCIEROS DE SHELL HAN OBLIGADO A LA DIRECCIÓN DE LA COMPAÑÍA A ACOMETER REFORMAS DE CALADO EN DIVERSAS ÁREAS DE LA COMPAÑÍA, REDUCIENDO LA INVERSIÓN Y PONDERANDO LA VENTA DE ACTIVOS
La compañía reportó un flujo de caja operativo de 10.800 millones de dólares (10.300 ‘kilos’ en la moneda comunitaria) antes de capital de trabajo, un 8% por encima del consenso de 10.000 millones. La deuda neta aumentó a 38.800 millones desde los 35.200 millones en el tercer trimestre, dando como resultado un incremento del apalancamiento financiero al 17,7% (desde el 15,7%).
A finales de marzo, Shell anunció que reduciría su presupuesto de inversión hasta 2028 y planteó la posibilidad de vender y cerrar algunos de sus activos químicos. Asimismo, confirmó sus planes de devolver más efectivo a los accionistas, principalmente a través de recompras.
En concreto, la petrolera aumentó su objetivo de distribución a los accionistas al 40%-50% del flujo de caja operativo, desde el 30%-40% actual.
EL NEGOCIO DEL PETRÓLEO RETROCEDE
La complicada situación de Shell parece condenada a agravarse debido a las oscuras perspectivas del negocio del crudo, cuya cotización está en caída libre por la coyuntura geopolítica.
Los precios, ya afectados por una demanda que se presume mediocre y por la política arancelaria estadounidense, se desplomarán aún más debido al exceso de oferta: el 3 de abril, la OPEP+, formada por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y su círculo cercano de aliados, encabezado por Rusia, anunció su intención de incrementar el flujo de crudo que inyecta en el mercado, condenando al valor a caer en picado.
El bloque entregará 411.000 barriles diarios al mercado en mayo, en lugar de los 135.000 previamente establecidos. Los efectos no se han hecho esperar, arrastrando al petróleo muy al sur de la barrera psicológica de los 70 dólares por barril.
Este lunes, los futuros del Brent cayeron 2,54 dólares, o un 3,9%, hasta 63,04 por barril, mientras que los futuros del crudo WTI perdieron 2,5 dólares, o un 4,03%, hasta 59,49 dólares. Ambos índices alcanzaron su nivel más bajo desde abril de 2021.