domingo, 13 abril 2025

La advertencia de la OMS sobre la ropa deportiva que te intoxica sin darte cuenta

La fiebre por el deporte y la vida sana ha traído consigo una explosión en el mercado de la ropa técnica, prendas diseñadas para optimizar nuestro rendimiento y comodidad mientras sudamos la camiseta. Esta tendencia, sin embargo, viene acompañada de advertencias sanitarias, y la OMS ha puesto el foco recientemente en componentes potencialmente dañinos presentes en estas prendas, sustancias que absorbemos sin apenas percatarnos y cuyos efectos a largo plazo aún se están investigando a fondo en todo el mundo. Es una realidad incómoda que se esconde entre las fibras de nuestras mallas y camisetas favoritas, un acompañante silencioso en nuestra búsqueda de bienestar físico.

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Hablamos de enemigos invisibles como las nanopartículas de plata, incorporadas por sus supuestas propiedades antibacterianas, y los compuestos perfluorados o PFAS, utilizados para repeler el agua y las manchas. Lo que se vende como una ventaja tecnológica puede convertirse en una fuente de exposición a químicos potencialmente tóxicos, un peaje oculto que pagamos por esa sensación de ir siempre secos y sin malos olores. La cuestión es si somos conscientes de esta exposición y, sobre todo, si estamos tomando las medidas adecuadas para minimizarla, porque la salud, como bien sabemos, empieza por la prevención y la información veraz.

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LOS SECRETOS QUÍMICOS DE TU MALLA DE CORRER

Fuente: Freepik

Las marcas deportivas, en su afán por ofrecer productos cada vez más sofisticados, recurren a la química para dotar a sus prendas de cualidades casi mágicas. Las nanopartículas de plata, por ejemplo, se han popularizado enormemente por su capacidad para inhibir el crecimiento de bacterias, prometiendo mantener a raya los malos olores durante más tiempo, incluso después de sesiones intensas de ejercicio físico continuado. Esta característica resulta especialmente atractiva para prendas que están en contacto directo con el sudor, como camisetas interiores, calcetines o mallas, vendiéndose como un plus de higiene y confort.

Por otro lado, los PFAS, una familia muy amplia de compuestos sintéticos, son los responsables de que el agua resbale por la superficie de nuestras chaquetas de montaña o pantalones de trekking. Su gran eficacia como repelentes de líquidos y suciedad los ha convertido en un estándar en la ropa destinada a actividades al aire libre, lo que las hace ideales para condiciones meteorológicas adversas o entornos donde la limpieza es complicada, asegurando protección y durabilidad. Sin embargo, la funcionalidad tiene un precio que no siempre figura en la etiqueta de venta al público.

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