domingo, 13 abril 2025

Si ves esto en tus ojos, puede que tu colesterol esté disparado

A veces, el cuerpo humano tiene maneras curiosas y silenciosas de advertirnos que algo no funciona como debería, enviando señales que, si sabemos interpretar, pueden ser cruciales para nuestra salud. Una de estas señales puede manifestarse en nuestros propios ojos, un espejo que no solo refleja el alma, sino también, en ocasiones, posibles problemas internos como un nivel elevado de colesterol. Prestar atención a ciertos cambios visuales, por sutiles que parezcan, podría ser el primer paso para detectar a tiempo una condición que requiere seguimiento médico y que afecta a una parte considerable de la población adulta en España.

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Ese pequeño indicio del que hablamos, conocido médicamente como arco senil o gerontoxon, es un anillo blanquecino o grisáceo que puede aparecer en el borde exterior de la córnea, la capa transparente que cubre el iris y la pupila. Aunque su presencia es relativamente común en personas de edad avanzada y no siempre reviste gravedad, su aparición en individuos más jóvenes, especialmente por debajo de los 40 o 45 años, debería encender las alarmas. Podría ser una manifestación visible de una hiperlipidemia subyacente, es decir, una concentración anormalmente alta de grasas, incluyendo el colesterol, en la sangre, lo que justifica una visita al oftalmólogo o al médico de cabecera para una evaluación completa.

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EL MISTERIOSO ANILLO BLANCO: ¿QUÉ ES EXACTAMENTE EL ARCO SENIL?

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El arco senil se presenta como un halo o anillo opaco que rodea la periferia de la córnea, esa ventana transparente en la parte frontal del ojo. Este anillo suele tener un color que varía entre el blanco, el gris claro o incluso un tono amarillento, y se forma debido a la acumulación de depósitos de lípidos, principalmente fosfolípidos y colesterol, que se infiltran desde los vasos sanguíneos cercanos al limbo corneal, la zona de transición entre la córnea y la esclera (la parte blanca del ojo). Aunque el anillo en sí no afecta directamente a la visión, ya que se localiza en la periferia corneal y no obstruye el eje visual central, su presencia es un fenómeno que merece atención por sus posibles implicaciones sistémicas.

Inicialmente, el depósito lipídico puede aparecer como un arco incompleto en la parte superior o inferior de la córnea, pero con el tiempo, puede progresar hasta formar un anillo completo que circunda toda la periferia corneal. Es importante destacar que este fenómeno es bastante frecuente en personas mayores de 60 años, considerándose en muchos casos un cambio fisiológico asociado al envejecimiento natural de los tejidos oculares y del organismo en general. Sin embargo, la interpretación cambia significativamente cuando este arco se detecta en personas más jóvenes, ya que en ese contexto sí se considera un marcador potencial de alteraciones en el metabolismo de las grasas, alertando sobre niveles elevados de colesterol.

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