En la era digital, las fronteras de la intimidad y la lealtad parecen difuminarse a golpe de clic. Lo que para unos es una simple interacción social online, para otros puede ser la semilla de una duda corrosiva, un primer indicio de lo que algunos llaman microinfidelidad. Navegar por estas aguas turbulentas requiere una brújula que muchos parecen haber perdido entre notificaciones y ‘me gusta’, creando un caldo de cultivo para malentendidos y resentimientos que minan la base de la confianza en pareja sin que apenas se perciba el peligro hasta que es demasiado tarde.
No hablamos del clásico affaire clandestino con encuentros furtivos y mentiras elaboradas, sino de esos pequeños gestos digitales, esas conexiones ambiguas que, aunque aparentemente inocentes, pueden minar la confianza más sólida como una gota malaya. Es un terreno pantanoso donde la intención a menudo se disfraza de casualidad o simple amistad virtual, dejando a la pareja que se siente desplazada en un estado de incertidumbre y malestar difícil de verbalizar, precisamente por la dificultad de señalar un acto concreto de traición tradicional, aunque el daño emocional sea igualmente real y palpable.
2LIKES QUE MATAN (LA CONFIANZA): EL CAMPO DE JUEGO DIGITAL DE LA MICROINFIDELIDAD

Las redes sociales, con su inmediatez y aparente superficialidad, se han convertido sin quererlo en el escenario perfecto para que florezca y se normalice la microinfidelidad
. Un ‘me gusta’ compulsivo y recurrente a las fotos de una persona específica, especialmente si esa persona genera incomodidad manifiesta en la pareja, comentarios con doble sentido o excesivamente halagadores en publicaciones ajenas, o seguir de forma sistemática y casi obsesiva perfiles que claramente traspasan una línea roja invisible pero real para el otro miembro de la relación, son solo la punta visible del iceberg digital. La facilidad y la aparente trivialidad de estas acciones hacen que a menudo se minimicen bajo el paraguas de la «libertad individual», pero su acumulación constante puede ser demoledora para la estabilidad emocional de la pareja.
Más allá de las interacciones públicas en el muro o el feed, están los mensajes privados, esos chats directos que se borran apresuradamente al sentir cerca la presencia de la pareja o que nunca se mencionan voluntariamente. La existencia de conversaciones secretas mantenidas a espaldas del compañero sentimental, donde se comparten intimidades, se flirtea abiertamente o se buscan consejos sobre la propia relación con terceros de forma inapropiada, representa una clara y flagrante vulneración de los límites de la exclusividad emocional y la confianza pactada, tácita o explícitamente, en la pareja. Esta forma insidiosa de microinfidelidad
digital resulta especialmente dañina por su componente intrínseco de ocultación deliberada y consciente.