El reloj ya ha comenzado la cuenta atrás para uno de los cierres más esperados de toda la temporada de la tele; por lo que este jueves Antena 3 despide a Ángela, la serie que ha traspasado el espectáculo del thriller hasta convertirse en un fenómeno social.
Con Verónica Sánchez al mando del elenco excepcional, la ficción ha contado con religión y crudeza, pero también con sensibilidad, las múltiples temáticas de la violencia de género, la manipulación emocional, el papel de la mujer como superviviente. El capítulo final es una entrega cargada de emoción y de vértigo, ya que Ángela se juega la batalla de la custodia de sus hijos, pero también su libertad, en un juicio en el que el cómputo de las normas parece que le perjudica.
3JUSTICIA POÉTICA PARA ÁNGELA

El anticipo del capítulo conclusivo asegura un clímax de dicha temporada: Ángela contra Gonzalo en el juicio, Ander en el papel de abogado y Esther de testigo. En esta serie nada es lo que parece; «El juicio no es un juicio, es la batalla final por su propia identidad», avanza el productor ejecutivo en una entrevista. Se supone que Gonzalo pague, que reciba el castigo de sus crímenes, pero para Ángela la ambigüedad moral es preferible a los finales felices a medida.
Hay tres lecturas posibles: Ángela podría salir ganadora de la custodia y correr con sus hijos, Gonzalo podría conseguir escapar a la justicia, pero Ángela concreta una batalla que se vuelve un acto de redención o -la lectura más arriesgada- todo puede haberse tratado de un juego montado por él. Sus guiones siempre han dejado pistas falsas antes (la muerte del investigador privado, la decepción y traición de Esther…) y el desenlace podría hacerlo una vez más en una última puñalada.
Independientemente del desenlace, Ángela ya ha triunfado. Ha puesto sobre la mesa una serie de debates difíciles, como el gaslighting o el sistema judicial, y ha probado que el público español está listo para las ficciones complicadas. Verónica Sánchez lo resumía así en una entrevista exclusiva para este medio: “Ojalá Ángela haga que alguien grite: ¡basta!”.
Cuando el último episodio acabe y los créditos desaparezcan, Ángela dejará un vacío difícil de rellenar. Fue más que una serie, fue una bocanada de aire camuflada en thriller. Ni sus altibajos de audiencias hacen justicia a su valor artístico y su final —duro, positivo o incierto— va a dar sin duda ríos de tinta.