El verano aprieta y con él, la factura de la luz amenaza con darnos otro susto morrocotudo, especialmente si somos de los que no perdonamos una buena siesta con el aire acondicionado a pleno rendimiento. Es un círculo vicioso conocido, buscamos el frescor para sobrevivir al calor asfixiante, pero luego temblamos al ver el recibo eléctrico, un temor que según la OCU comparten miles de hogares españoles cada temporada estival. Sin embargo, existe un detalle en esa misma factura, a menudo ignorado, que podría ser la llave maestra para aligerar ese gasto sin necesidad de pasar calor ni de hacer complejos malabares con el consumo.
Hablamos de la potencia contratada, ese término técnico que suena a chino para muchos pero que tiene un impacto directo y constante en lo que pagamos mes a mes, usemos mucho o poco la electricidad. Ajustar este valor a nuestras necesidades reales, sobre todo cuando aparatos de gran consumo como el aire acondicionado entran en juego, puede suponer un alivio considerable para el bolsillo. No se trata de magia, sino de entender cómo funciona nuestro contrato eléctrico y optimizarlo, una tarea en la que la información y el análisis detallado son cruciales para no pagar ni un céntimo de más por una capacidad que quizás no necesitamos realmente.
5MÁS ALLÁ DE LA POTENCIA: OTROS TRUCOS PARA QUE TU AIRE NO TE ARRUINE, SEGÚN LA OCU

Optimizar la potencia contratada es un paso fundamental para ahorrar con el aire acondicionado, pero no es el único as en la manga que podemos jugar. La OCU y otros expertos en eficiencia energética insisten en la importancia de adoptar hábitos de consumo inteligentes. Por ejemplo, ajustar el termostato a una temperatura razonable, idealmente entre 24 y 26 grados centígrados en verano, puede suponer un ahorro significativo, ya que cada grado menos dispara el consumo de forma exponencial. Mantener el aparato en buen estado, limpiando los filtros regularmente, también es crucial para que funcione de manera eficiente y no consuma más energía de la necesaria para enfriar el mismo espacio.
Además de estos gestos, hay otras estrategias complementarias que ayudan a reducir la dependencia y el coste del aire acondicionado. Mejorar el aislamiento de la vivienda, bajando persianas y corriendo cortinas durante las horas de más sol, evita que el calor entre y obliga al aparato a trabajar menos. Utilizar ventiladores de techo o de pie puede generar una sensación de frescor suficiente en muchos momentos, consumiendo muchísima menos electricidad que el aire acondicionado. Y por supuesto, a la hora de comprar un nuevo equipo, fijarse en la etiqueta de eficiencia energética y elegir modelos A+++ o superiores, aunque supongan una inversión inicial mayor, se traduce en ahorros considerables a largo plazo, un consejo recurrente de la OCU para un consumo responsable y económico.