El verano aprieta y con él, la factura de la luz amenaza con darnos otro susto morrocotudo, especialmente si somos de los que no perdonamos una buena siesta con el aire acondicionado a pleno rendimiento. Es un círculo vicioso conocido, buscamos el frescor para sobrevivir al calor asfixiante, pero luego temblamos al ver el recibo eléctrico, un temor que según la OCU comparten miles de hogares españoles cada temporada estival. Sin embargo, existe un detalle en esa misma factura, a menudo ignorado, que podría ser la llave maestra para aligerar ese gasto sin necesidad de pasar calor ni de hacer complejos malabares con el consumo.
Hablamos de la potencia contratada, ese término técnico que suena a chino para muchos pero que tiene un impacto directo y constante en lo que pagamos mes a mes, usemos mucho o poco la electricidad. Ajustar este valor a nuestras necesidades reales, sobre todo cuando aparatos de gran consumo como el aire acondicionado entran en juego, puede suponer un alivio considerable para el bolsillo. No se trata de magia, sino de entender cómo funciona nuestro contrato eléctrico y optimizarlo, una tarea en la que la información y el análisis detallado son cruciales para no pagar ni un céntimo de más por una capacidad que quizás no necesitamos realmente.
4AJUSTAR LA POTENCIA: EL TRÁMITE QUE TU BOLSILLO AGRADECERÁ (Y CÓMO HACERLO)

Una vez hemos calculado la potencia que realmente se ajusta a nuestro consumo, especialmente teniendo en cuenta el uso del aire acondicionado en verano, llega el momento de solicitar el cambio a nuestra compañía eléctrica comercializadora. El proceso es relativamente sencillo: basta con contactar con la empresa y solicitar la modificación de la potencia contratada, ya sea para aumentarla o, más comúnmente si buscamos ahorrar, para reducirla. Normalmente, este trámite conlleva un pequeño coste regulado por la gestión, que varía dependiendo de si subimos o bajamos la potencia y cuánto, pero suele amortizarse rápidamente con el ahorro obtenido en el término fijo de la factura.
Es importante saber que, por regulación, solo se puede solicitar un cambio de potencia contratada una vez cada doce meses, por lo que conviene estar seguros de la decisión tomada. Además, la potencia no se puede elegir al tuntún, sino que debe ajustarse a unos tramos normalizados, que suelen ir en escalones de 0,1 kW. Nuestra compañía nos informará de los tramos disponibles para nuestra instalación. La OCU a menudo ofrece guías detalladas sobre cómo realizar este trámite y qué derechos tenemos como consumidores durante el proceso, asegurándonos de que la gestión se realiza correctamente y sin sorpresas. No hay que tener miedo a realizar este ajuste; es un derecho y una herramienta eficaz para controlar el gasto.