El verano aprieta y con él, la factura de la luz amenaza con darnos otro susto morrocotudo, especialmente si somos de los que no perdonamos una buena siesta con el aire acondicionado a pleno rendimiento. Es un círculo vicioso conocido, buscamos el frescor para sobrevivir al calor asfixiante, pero luego temblamos al ver el recibo eléctrico, un temor que según la OCU comparten miles de hogares españoles cada temporada estival. Sin embargo, existe un detalle en esa misma factura, a menudo ignorado, que podría ser la llave maestra para aligerar ese gasto sin necesidad de pasar calor ni de hacer complejos malabares con el consumo.
Hablamos de la potencia contratada, ese término técnico que suena a chino para muchos pero que tiene un impacto directo y constante en lo que pagamos mes a mes, usemos mucho o poco la electricidad. Ajustar este valor a nuestras necesidades reales, sobre todo cuando aparatos de gran consumo como el aire acondicionado entran en juego, puede suponer un alivio considerable para el bolsillo. No se trata de magia, sino de entender cómo funciona nuestro contrato eléctrico y optimizarlo, una tarea en la que la información y el análisis detallado son cruciales para no pagar ni un céntimo de más por una capacidad que quizás no necesitamos realmente.
2EL AIRE ACONDICIONADO, ESE GLOTÓN ENERGÉTICO QUE DISPARA TU POTENCIA

Llega el calor y el aire acondicionado se convierte en nuestro mejor amigo, el oasis de frescor en medio del bochorno veraniego. Pero este aliado tiene un apetito energético voraz, especialmente en el momento de arrancar y durante su funcionamiento a máxima capacidad. Es uno de los electrodomésticos que más potencia instantánea demanda en un hogar, lo que significa que necesita una gran capacidad de suministro eléctrico para funcionar correctamente, poniendo a prueba los límites de nuestra potencia contratada. Si tenemos varios aparatos potentes funcionando a la vez, como la lavadora, el horno y encima encendemos el aire, es muy probable que superemos el límite contratado si este es muy ajustado.
Aquí es donde la potencia contratada cobra una relevancia especial durante los meses de verano. Si hemos sido conservadores y tenemos una potencia baja para ahorrar en el término fijo durante el resto del año, es posible que el uso intensivo del aire acondicionado provoque cortes de luz continuos, los temidos «plomazos». Por el contrario, si tenemos una potencia muy elevada «por si acaso», estaremos pagando un sobrecoste fijo durante todo el año, incluso en invierno cuando el aire acondicionado duerme en los laureles, solo para cubrir esos picos de demanda estivales. Encontrar el equilibrio justo, como sugiere la OCU tras analizar miles de casos, es fundamental para no pagar de más ni sufrir incomodidades.