Llegar al final del día y notar los pies y tobillos como botas de plomo es una sensación que muchos reconocen, especialmente tras jornadas maratonianas de pie o sentados. Sin embargo, cuando esa hinchazón se convierte en una constante nocturna, apareciendo o empeorando significativamente al caer el sol o tras periodos de reposo, podríamos estar ante algo más que simple cansancio acumulado; podría ser una señal sutil, un primer susurro de que algo no va del todo bien en el sistema circulatorio, y quizás, un aviso temprano relacionado con nuestro corazón. Prestar atención a estas señales corporales, por leves que parezcan, es fundamental para cuidar nuestra salud a largo plazo y no pasar por alto mensajes que el cuerpo nos envía.
Este fenómeno, conocido médicamente como edema vespertino o nocturno en las extremidades inferiores, merece una observación más detenida si se presenta de forma recurrente y sin una causa obvia como un golpe o una torcedura. Lejos de ser una mera molestia estética o una incomodidad pasajera, la persistencia de los tobillos hinchados específicamente por la noche puede indicar desequilibrios internos, entre los que destaca la posibilidad de una función cardíaca comprometida en sus etapas iniciales. Comprender por qué ocurre y qué mecanismos fisiológicos están implicados es el primer paso para valorar adecuadamente la situación y decidir si es momento de buscar consejo médico profesional, algo siempre recomendable ante síntomas persistentes e inexplicables.
5EL MÉDICO TIENE LA PALABRA: POR QUÉ IGNORAR LA SEÑAL ES UN RIESGO INNECESARIO

Ante la persistencia de tobillos hinchados por la noche, especialmente si no hay una causa clara que lo justifique o si se acompaña de alguno de los otros síntomas mencionados, la recomendación es unánime y clara: consultar al médico de atención primaria. No se trata de alarmarse innecesariamente, sino de actuar con prudencia y responsabilidad ante una señal que nuestro cuerpo nos envía. El facultativo realizará una historia clínica detallada, preguntando por los síntomas, antecedentes personales y familiares, hábitos de vida y medicación actual, seguida de una exploración física completa que incluirá la auscultación cardiopulmonar y la valoración del edema.
En función de la sospecha clínica, el médico podrá solicitar pruebas complementarias para confirmar o descartar la implicación del corazón u otras posibles causas. Estas pruebas pueden ir desde un simple análisis de sangre y orina hasta un electrocardiograma (ECG), una radiografía de tórax o, de forma más específica, una ecocardiografía, que es la prueba de imagen fundamental para evaluar la estructura y función del corazón. Ignorar la señal de los tobillos hinchados y demorar la consulta puede suponer perder una ventana de oportunidad valiosa para diagnosticar precozmente una posible insuficiencia cardíaca u otra patología relevante, permitiendo iniciar el tratamiento adecuado y mejorar significativamente el pronóstico y bienestar general del paciente. Cuidar la salud de nuestro corazón debería ser siempre una prioridad.