jueves, 17 abril 2025

Antoñito permanece en ‘La Promesa’ pero sin lograr su objetivo

La luz del sol logra abrirse paso a través de los cortinajes de La Promesa, pero resulta incapaz de eliminar del todo las sombras que se ciernen sobre sus habitantes. Antoñito prosigue su periplo, circunstancia en la que su presencia no es capaz de llegar a curar las heridas abiertas.

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El capítulo 573 de la exitosa serie nos introduce en una espiral vertiginosa de amor y odio: rechazos que duelen, sospechas que envenenan y pequeños gestos de cariño que, tratando de abrirse paso entre tanta tensión, también se discuten intensamente. Mientras algunos personajes intentan reconstruir lo ya vivido, otros se aferran a la añoranza y a los rencores que amenazan con hacer volar por los aires la posibilidad de la paz.

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EL PAPEL DE ANA EN LA PROMESA

Antoñito permanece en 'La Promesa' pero sin lograr su objetivo
Fuente: RTVE

La salvación de Dieguito no llegó de la mano de quien todos consideraban intrusa. Ana, al hacer ese gesto, no solo rescató a un niño, rescata su propia posibilidad de pertenecer a esta comunidad. Los murmullos airados se transforman en sonrisitas tímidas, y hasta las cocineras más recelosas ahora le ofrecen una tacita de café. Pero en este país, la gratitud es tan efímera como el humo de los fogones.

La cuestión es que Ana no es tonta. Ella sabe que cada mirada de respeto ganada puede perderse tras un solo tropiezo. Hay quien todavía susurra que su heroísmo fue «suerte» o incluso «un intento de llamar la atención». La planta de servicio es un territorio de alianzas endebles, en donde hoy eres bienvenida y mañana vuelves a ser «la que no es de la casa». ¿Podrá Ana afianzarse, o este oasis es solo el preludio de una nueva caída?

A la vez que su transformación es el mundo opuesto a la marcha irremediable de María Fernández; Samuel, deseoso de mantenerla a su lado, no se detiene y recurre a todo (su fe, el pasado compartido), pero María muestra determinación, y de salir quedaría un vacío que sólo Ana, por mucha buena voluntad que tenga, no entendería.

Las despedidas son tan frecuentes como las traiciones en La Promesa y cada despedida cambia la correlación de fuerzas; Ana lo sabe: hoy es la heroína, mañana puede llegar otra María que busque su camino fuera de tales muros. Las cosas por su nombre: quedarse no significa felicidad, pero marcharse tampoco puede significar paz.

Antoñito, Alonso y Ana representan esas tres formas distintas de luchar por un pequeño lugar en ese mundo lleno de sombras. Mientras una parte del tercero de los personajes parece reclamar un amor que no llega, el segundo saborea el juego del fuego sin llegar a ver las llamas, y la tercera de las tres, Ana, acaba por descubrir que hasta las acciones más nobles tienen fecha de caducidad.

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