miércoles, 16 abril 2025

‘Sueños de Libertad’: María logra arrebatarle todo a Begoña que está destrozada

El capítulo 283 de Sueños de Libertad estalla como una bomba narrativa dejando a los personajes y a los espectadores indignados. La lectura del testamento de Jesús es un «antes» y un «después» en la historia, Begoña observa que su mundo se derrumba en cuestión de segundos. Aunque ella intenta no sucumbir a la desesperación, María triunfa pues le ha arrebatado a Julia, además, se apodera de la herencia empresarial de los De la Reina; la venganza, ese hilo invisible que teje los destinos de los personajes de la historia llega a su máxima expresión.

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Pero también es una batalla legal: el campo de batalla legal se suma como un nuevo frente de guerra. Damián busca, como siempre, alguna grieta en el documento, mientras Andrés intenta a su vez sostener a una Begoña que ya no se reconoce en vida. Las reglas del poder van cambiando y cada uno de los personajes va dándose cuenta de ello… y no todos parecen querer asumirlo.

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BEGOÑA VS. MARÍA

'Sueños de Libertad': María logra arrebatarle todo a Begoña que está destrozada
Fuente: Atresmedia

Begoña en Sueños de Libertad no derrama ni una lágrima, en su lugar está hecha trizas, deshecha. El impacto del testamento no es sólo una cuestión económica o legal, es algo emocional. La pérdida de Julia, la niña a la que tanto había querido y que había criado como si fuera suya, le provoca un desarraigo del que Andrés no tiene forma de poder sacarla. «No es justo», repite entre sollozos, pero la justicia parece haber lanzado el dado en esta historia. Mientras tanto, María, de una frialdad calculadora, no sólo toca la gloria de la victoria, sino que anda firme en su próximo objetivo, la de convertirse en la matriarca de los De la Reina.

El documento, tal y como desvela el capítulo, esconde una cláusula que concede a María el control empresarial. Un movimiento genial de Jesús o de alguien que se coló en la manipulación de sus últimas voluntades. Damián intuye algo, pero el tiempo juega en su contra. Mientras tanto, María no tiene miramientos para poner sobre la mesa su «estabilidad mental» —avalada por un informe médico— como contrapunto. «No soy la loca que piensan», susurra con una sonrisa que corta la respiración.

Por eso, Begoña no es una adversaria cualquiera. A pesar de que quizás ahora parezca ya vencida, en sus ojos (junto con su actitud) brilla como un fuego que deja entrever que la contienda aún no ha terminado. «No me quedaré con los brazos cruzados», le confiesa a Andrés en un instante de lucidez. A su vez, Julia, aturdida y expuesta, comienza a preguntarse qué le ha sucedido con su vida de la noche a la mañana. ¿Asumirá de nuevo Begoña el control sobre el amor o ya habrá sembrado María en la pequeña las dudas que consideran irreparables?

María tampoco se toma a Begoña a la ligera en Sueños de Libertad. Es bien consciente de que Begoña haría lo que fuese para cuidar a los suyos, de ahí que resulte peligrosa. «Que haga lo que quiera que no le valdrá de nada», murmura mientras ojea la cláusula de un nuevo documento jurídico. Tal vez todo lo que no controla es el resentimiento de otros miembros de la familia que se puede sumar a la de Begoña para hacer un frente a la causa en forma de silencio. El verdadero peligro para María no da la cara en los Juzgados de Primera Instancia sino en la penumbra de la mansión De la Reina.

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