lunes, 21 abril 2025

El gesto diario con el lavavajillas que te puede costar caro

El electrodoméstico que revolucionó las cocinas españolas hace ya unas cuantas décadas sigue siendo uno de los pilares del confort doméstico moderno. La promesa de platos limpios sin esfuerzo manual es un canto de sirena al que pocos se resisten, liberando un tiempo precioso que antes se perdía fregadero en ristre. Este aparato, el lavavajillas, se ha integrado de tal manera en nuestra rutina que a menudo operamos con él en piloto automático, repitiendo gestos y hábitos sin cuestionar si son los más adecuados o eficientes.

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Sin embargo, esa misma confianza y automatismo pueden jugarnos malas pasadas, convirtiendo pequeños descuidos diarios en una fuente de gastos inesperados o en una reducción significativa de la vida útil del aparato. Creencias populares erróneas, prisas al cargar la vajilla o un desconocimiento de las funciones específicas de nuestro modelo pueden hacer que ese supuesto ahorro de tiempo y esfuerzo se traduzca, a la larga, en facturas de agua y luz más abultadas, reparaciones costosas o, simplemente, en una limpieza deficiente que nos obliga a repasar los platos a mano. Comprender cómo funciona realmente nuestro lavavajillas y evitar ciertos errores comunes es clave para exprimir al máximo sus beneficios sin llevarnos sorpresas desagradables.

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MIMANDO AL ELECTRODOMÉSTICO ESTRELLA PARA QUE DURE (Y NO TE ARRUINE)

Fuente Freepik

Finalmente, un gesto que a menudo se pasa por alto y que puede costar muy caro a la larga es la falta de mantenimiento básico del lavavajillas. Al igual que cualquier otro electrodoméstico complejo, requiere una mínima atención periódica para funcionar correctamente y prolongar su vida útil, evitando averías prematuras que suelen ser costosas. Una de las tareas más importantes es la limpieza regular del filtro, ese pequeño componente situado en la base del aparato que recoge los restos de comida más grandes y que, si se obstruye, puede provocar malos olores, una limpieza deficiente e incluso problemas de desagüe.

Además de limpiar el filtro (una operación sencilla que suele implicar desenroscarlo, lavarlo bajo el grifo y volver a colocarlo), es recomendable revisar periódicamente los orificios de los brazos aspersores para asegurarse de que no están obstruidos por restos de comida o depósitos de cal, limpiándolos con un palillo o alfiler si fuera necesario. Utilizar un producto limpiamáquinas específico cada cierto tiempo (siguiendo las instrucciones del fabricante) también ayuda a eliminar la grasa acumulada y los depósitos de cal en el interior del lavavajillas, manteniendo las tuberías, bombas y resistencias en buen estado y previniendo averías relacionadas con la acumulación de suciedad o cal. Un lavavajillas bien cuidado no solo lava mejor, sino que consume menos y dura mucho más tiempo, ahorrándonos dinero en reparaciones y en su eventual sustitución.

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