La comodidad tiene, a veces, una cara B bastante desagradable. Nos hemos acostumbrado a la inmediatez de las transferencias bancarias a través del móvil, a ese gesto casi reflejo de saldar una cuenta pendiente o enviar un pequeño regalo económico en segundos. El servicio Bizum se ha integrado en nuestras vidas de una forma tan natural que ya parece impensable recordar cómo funcionábamos antes, cuando una transferencia requería códigos, esperas y, a menudo, comisiones inesperadas. Pero esta facilidad, que sin duda nos ahorra tiempo y quebraderos de cabeza, también abre la puerta a ciertos peligros que no debemos menospreciar si no queremos llevarnos un susto morrocotudo.
La confianza excesiva y la rapidez con la que operamos pueden convertirse en nuestros peores enemigos en el entorno digital. Un simple descuido, una confirmación apresurada o la falta de verificación adecuada pueden desencadenar una situación comprometida para nuestras finanzas personales. No se trata de demonizar la herramienta, que cumple una función valiosísima, sino de ser plenamente conscientes de que, como en cualquier transacción económica, existen riesgos inherentes, especialmente cuando la ingeniería social entra en juego para explotar nuestra buena fe o nuestro despiste momentáneo. Estar alerta y conocer los posibles fallos es la mejor defensa para seguir disfrutando de las ventajas sin lamentar las consecuencias.
3SUPLANTACIÓN DE IDENTIDAD: CUANDO TU «AMIGO» NO ES QUIEN DICE SER

Una variante más sofisticada del engaño implica la suplantación de identidad de un contacto de nuestra agenda. Los estafadores pueden obtener acceso a la cuenta de WhatsApp o redes sociales de un conocido y, haciéndose pasar por él, solicitarnos dinero a través de Bizum con alguna excusa convincente, como una emergencia repentina o un problema con su propia cuenta bancaria. La confianza que depositamos en nuestros amigos y familiares nos hace bajar la guardia, convirtiéndonos en presas fáciles para este tipo de fraudes bien orquestados.
La naturalidad con la que usamos Bizum para pequeñas transacciones entre conocidos hace que estas peticiones no levanten sospechas inmediatas. ¿Quién no ha enviado dinero a un amigo que se quedó sin efectivo o para compartir gastos? Los delincuentes explotan esta normalidad. Recibes un mensaje de alguien de confianza pidiendo una cantidad, no excesivamente alta para no alarmar, y la envías sin pensarlo dos veces. Solo más tarde, al hablar con el amigo real, descubres que has sido víctima de una suplantación y que tu dinero ha volado.