martes, 8 abril 2025

Este tóxico de las sartenes se cuela en tu comida y tu cuerpo sin que lo notes

La amenaza invisible que acecha en nuestras cocinas es más real de lo que imaginamos. Las sartenes que utilizamos a diario para preparar desde un simple huevo frito hasta elaboradas recetas podrían estar liberando sustancias nocivas directamente en nuestros alimentos. Este componente, conocido como ácido perfluorooctanoico (PFOA), forma parte de un grupo de compuestos químicos persistentes que han estado presentes en utensilios de cocina durante décadas, especialmente en aquellos con recubrimientos antiadherentes.

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Los fabricantes de utensilios de cocina han comercializado durante años sartenes con recubrimientos «milagrosos» que prometen que nada se pegará y facilitarán la limpieza. Sin embargo, lo que no cuentan con tanta facilidad es que muchos de estos productos contienen PFAS (sustancias perfluoroalquiladas), una familia de más de 4.700 compuestos químicos sintéticos entre los que se encuentra el PFOA, sustancias que han demostrado ser extremadamente persistentes en el medio ambiente y en el organismo humano, ganándose el sobrenombre de «químicos eternos» por su capacidad para permanecer intactos durante generaciones.

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CÓMO LOS PFAS AFECTAN A LA SALUD HUMANA A LARGO PLAZO

Fuente: Freepik

La acumulación de PFOA y otros PFAS en el organismo no es una cuestión baladí. Estos compuestos tienen la capacidad de permanecer en el cuerpo humano durante años, almacenándose principalmente en el hígado, los riñones y la sangre. Las investigaciones médicas han vinculado la exposición prolongada a estos químicos con diversos problemas de salud que van desde alteraciones hormonales hasta incrementos en el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer. Los estudios epidemiológicos, especialmente aquellos realizados en comunidades con agua contaminada por PFAS procedentes de fábricas de sartenes y otros productos, han mostrado correlaciones preocupantes con trastornos metabólicos como obesidad y diabetes.

Los efectos más preocupantes aparecen tras décadas de exposición constante a bajas dosis, lo que complica enormemente la identificación de la causa-efecto por parte de los afectados y los profesionales sanitarios. Entre las consecuencias documentadas se incluyen disfunciones tiroideas, reducción de la respuesta inmunitaria, aumento de los niveles de colesterol, disminución de la fertilidad, retraso en el desarrollo fetal durante el embarazo e incremento del riesgo de hipertensión inducida por la gestación. La comunidad científica continúa descubriendo nuevas implicaciones para la salud a medida que se profundiza en la investigación sobre estos compuestos presentes en muchas sartenes tradicionales, revelando un panorama cada vez más preocupante.


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