La amenaza invisible que acecha en nuestras cocinas es más real de lo que imaginamos. Las sartenes que utilizamos a diario para preparar desde un simple huevo frito hasta elaboradas recetas podrían estar liberando sustancias nocivas directamente en nuestros alimentos. Este componente, conocido como ácido perfluorooctanoico (PFOA), forma parte de un grupo de compuestos químicos persistentes que han estado presentes en utensilios de cocina durante décadas, especialmente en aquellos con recubrimientos antiadherentes.
Los fabricantes de utensilios de cocina han comercializado durante años sartenes con recubrimientos «milagrosos» que prometen que nada se pegará y facilitarán la limpieza. Sin embargo, lo que no cuentan con tanta facilidad es que muchos de estos productos contienen PFAS (sustancias perfluoroalquiladas), una familia de más de 4.700 compuestos químicos sintéticos entre los que se encuentra el PFOA, sustancias que han demostrado ser extremadamente persistentes en el medio ambiente y en el organismo humano, ganándose el sobrenombre de «químicos eternos» por su capacidad para permanecer intactos durante generaciones.
2LOS PELIGROS OCULTOS TRAS UN SARTÉN DETERIORADO

Una sartén que muestra signos evidentes de desgaste no solo pierde su funcionalidad, sino que se convierte en un potencial difusor de sustancias tóxicas. Cuando el recubrimiento comienza a desprenderse, los niveles de exposición a los compuestos químicos pueden incrementarse notablemente. Estudios recientes han encontrado trazas de PFOA en la sangre de más del 98% de la población analizada en diversos países, lo que demuestra la omnipresencia de estos compuestos en nuestro entorno y la dificultad para evitar la exposición a través de múltiples fuentes, incluyendo las sartenes deterioradas.
Los científicos han observado que el uso continuado de sartenes con recubrimientos dañados puede multiplicar por cinco la cantidad de PFAS liberados durante la cocción. Esto es especialmente preocupante cuando consideramos que muchos consumidores continúan utilizando estos utensilios mucho después de que empiecen a mostrar signos de deterioro, ignorando que cada comida preparada en estas condiciones podría estar incrementando su exposición a compuestos potencialmente cancerígenos y disruptores endocrinos. La falta de información clara al respecto hace que muchas personas subestimen los riesgos asociados con seguir utilizando sartenes en mal estado.