Kiko Hernández atraviesa uno de los momentos más amargos de su vida personal. El colaborador televisivo, conocido por su fuerte carácter frente a las cámaras y su habitual presencia en los platós más mediáticos de la televisión española, ha comunicado a través de su cuenta oficial de Instagram una pérdida que le ha roto el alma: su abuelo ha fallecido. La noticia llega en un momento especialmente sensible para él, después de quedar fuera, al menos en el inicio, del nuevo espacio vespertino de TVE, una franja que prometía ofrecer una nueva etapa profesional tras su paso por programas como Sálvame o Deluxe. Sin embargo, ha sido la pérdida de un ser tan cercano la que ha puesto en pausa cualquier ambición televisiva y ha centrado su atención en el duelo íntimo que ahora afronta.
1Kiko Hernández, muy afectado

A través de un emotivo texto que acompañó con imágenes y vídeos inéditos, Kiko Hernández compartió con sus seguidores el inmenso dolor que le embarga. El mensaje, cargado de sentimiento y recuerdos, comenzaba con una frase que ya anunciaba la profundidad del vínculo que lo unía con su abuelo: «Aunque este mensaje no lo leerás nunca, o sí, que sepas que has sido el mejor amigo que tuve jamás«. Con estas palabras, el colaborador abría el corazón en un homenaje público que, más allá del luto, quiso ser una celebración del afecto, del respeto y de la admiración que sentía por quien fuera una de las figuras más importantes de su vida.
Lejos de ser una despedida fría o protocolaria, Kiko quiso destacar el papel esencial que su abuelo tuvo también en la vida de sus hijas. Con una sinceridad desbordante, dejó claro que ese vínculo trascendía los lazos de sangre para instalarse en un plano mucho más emocional: «Mis hijas han sido tus nietas por derecho y por todo el amor recibido, ya que tanto las has amado». Con estas líneas, se evidencia la implicación directa y afectuosa que el abuelo tuvo con las pequeñas, y cómo supo ganarse un lugar insustituible en su mundo. Esa complicidad no se improvisa, ni se fuerza: nace desde el afecto cotidiano, desde la presencia constante y desde una ternura silenciosa que se convierte en legado cuando quien la ofrecía ya no está.
El texto estuvo acompañado de un montaje visual que reforzaba aún más el tono de despedida íntima y profundamente sentida. Kiko compartió varias fotografías y vídeos que documentan instantes compartidos con su abuelo, desde momentos sencillos hasta escenas de viaje, risas y cercanía. Como banda sonora, sonaba My Way, la icónica canción de Frank Sinatra que simboliza la vida vivida con valentía, asumiendo cada elección sin arrepentimientos, una pieza que resulta profundamente simbólica para quien desea rendir tributo a una figura que, como su abuelo, vivió según sus propias reglas y con una visión positiva de la existencia. No se trata solo de una elección estética o musical, sino de una declaración de principios: la de quien despide a un hombre que supo dejar una huella duradera por su carácter fuerte y su actitud optimista.