La sensación de recibir una factura de la luz más elevada de lo habitual sin haber modificado nuestros hábitos de consumo resulta tan desconcertante como irritante. La factura eléctrica se ha convertido en una preocupación recurrente para muchos hogares españoles, especialmente cuando no logramos identificar el origen de esos euros extra que desaparecen de nuestra cuenta bancaria mes tras mes. Lo que muchos desconocen es que varios dispositivos siguen consumiendo electricidad incluso cuando creemos que están apagados, actuando como auténticos vampiros energéticos.
Este fenómeno, conocido como consumo fantasma o en modo espera, puede llegar a representar hasta un 10% del importe total de nuestra factura mensual. Tres aparatos en particular destacan por su voracidad energética, incluso cuando no los estamos utilizando activamente: el decodificador de televisión, el router de internet y la cafetera en modo stand-by. Estos dispositivos, presentes en la mayoría de hogares españoles, permanecen conectados a la red eléctrica las 24 horas del día, los 365 días del año, acumulando un consumo silencioso, pero constante que termina reflejándose en nuestra factura de la luz.
3LA CAFETERA EN MODO STAND-BY: EL DESPERTAR DE UN GASTO INNECESARIO

La cafetera eléctrica representa otro de los electrodomésticos que contribuyen silenciosamente al aumento de nuestra factura energética. Los modelos de cápsulas o automáticos suelen incorporar funciones de precalentamiento y mantenimiento de temperatura que, aunque resultan muy cómodas para tener el café listo en segundos, implican un consumo constante de electricidad. Estas cafeteras pueden consumir entre 1 y 3 vatios en modo de espera, cantidad que se dispara cuando la función de mantenimiento de temperatura está activada.
Lo más sorprendente es que muchas personas dejan la cafetera enchufada, incluso cuando no tienen intención de utilizarla en horas o días. Este hábito, arraigado en nuestra rutina por pura comodidad o simple despiste, supone un desembolso adicional en nuestra factura que podría evitarse fácilmente. En términos económicos, una cafetera en modo stand-by puede suponer un gasto anual de unos 15 euros, cantidad que se suma a los consumos fantasma de otros electrodomésticos, creando un efecto acumulativo considerable a final de año.