Terelu Campos ha vuelto a casa tras una experiencia intensa, física y emocionalmente desafiante en ‘Supervivientes 2025’. La comunicadora malagueña, de 59 años, aceptó el reto televisivo que tantos otros han temido, pero lo hizo con condiciones muy claras: su participación no sería como concursante oficial. Consciente de sus limitaciones físicas, no quiso convertirse en una carga para el grupo, aunque sí deseaba comprobar hasta dónde era capaz de llegar por sí misma. Y lo logró, aunque por un periodo de tiempo breve, demostrando que el valor no reside en la duración de la experiencia, sino en lo que se aprende en el camino.
3La experiencia de Terelu Campos

Pero quizá lo más revelador ha sido su capacidad para exponerse como nunca antes. Enseñar los brazos en televisión, algo que siempre evitó, fue uno de los grandes retos superados. Nada más llegar a la isla, apareció en bañador, sin complejos, lanzando un mensaje poderoso a otras mujeres que, como ella, arrastran inseguridades. Con este gesto, Terelu se convirtió en inspiración para muchas. Ya no es solo la hija de María Teresa Campos, ni la colaboradora de televisión; es una mujer que ha vencido su vergüenza, que ha aprendido a convivir con sus cicatrices y que se reconoce más fuerte de lo que pensaba.
En su despedida, Terelu Campos brindó por sí misma, como símbolo de una etapa cerrada y un aprendizaje personal. «Voy a brindar por mí, porque he sido capaz de venir y porque en el fondo agradezco a quien me preguntó si sería capaz de ir». Y sí, lo fue. Contra todo pronóstico, contra sus propias dudas, contra las miradas ajenas, y también contra los fantasmas que la han perseguido durante años. No necesitó ganar una edición ni alzarse como favorita. Lo verdaderamente valioso fue la batalla que libró consigo misma. Y esa, a ojos de todos, la ganó.