martes, 8 abril 2025

Asturias esconde una playa donde el mar ‘desaparece’ por sumideros naturales

El norte de España guarda tesoros naturales que desafían nuestra comprensión habitual del paisaje costero. Asturias alberga uno de los fenómenos más sorprendentes del litoral cantábrico: una diminuta playa interior donde el mar aparece y desaparece como por arte de magia, creando un espectáculo único que ha fascinado a visitantes durante generaciones. Este curioso capricho geológico representa uno de los secretos mejor guardados del Principado.

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El viajero que recorre la costa oriental asturiana puede encontrarse, casi por casualidad, con esta maravilla natural que desafía toda lógica: una playa sin mar a la vista. A apenas 100 metros del verdadero mar Cantábrico, este pequeño arenal de apenas 40 metros de diámetro se llena y vacía al ritmo de las mareas, gracias a un complejo sistema de grutas y conductos subterráneos que conectan con el océano. La naturaleza, en su infinita sabiduría, ha creado en Asturias un fenómeno digno de admiración que pocos lugares en el mundo pueden igualar.

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UN VIAJE AL INTERIOR DE LA TIERRA: CÓMO SE FORMÓ ESTE CAPRICHO GEOLÓGICO

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La geología nos revela la historia fascinante de este capricho de la naturaleza asturiana. Hace millones de años, lo que ahora es la Playa de Gulpiyuri era parte del mar abierto hasta que los movimientos tectónicos y la erosión marina esculpieron este paisaje único, dejando una pequeña bahía aislada del océano pero conectada a él por conductos subterráneos. El fenómeno se conoce técnicamente como una dolina inundada, resultado de la disolución de las rocas calizas que predominan en la costa oriental de Asturias.

El proceso continúa activamente hoy día, con el mar penetrando a través de las grietas y sumideros del acantilado cercano. Cuando la marea sube en el Cantábrico, el agua se filtra por estos conductos y emerge en Gulpiyuri formando pequeñas olas que bañan su diminuta orilla, replicando a menor escala el comportamiento del océano. Este sistema kárstico, tan característico del paisaje asturiano, demuestra la fuerza paciente del agua que, gota a gota, ha creado uno de los fenómenos naturales más singulares de la península ibérica, convirtiendo a Asturias en un destino privilegiado para los amantes de la geología.


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