Las gambas al ajillo son un plato icónico de la cocina española que destaca por su sencillez y su capacidad de despertar los sentidos. Este delicioso entrante se elabora con ingredientes muy básicos: gambas, ajo, aceite de oliva y guindilla. Sin embargo, su sabor y aroma resultan irresistibles, convirtiéndolo en una opción popular en bares y restaurantes, y también en las mesas de muchos hogares españoles. En este artículo, exploraremos la historia de este plato, los ingredientes necesarios y te guiaremos a través de la receta paso a paso, junto con sugerencias de acompañamiento para hacer de tu comida una verdadera celebración.
Las gambas al ajillo tienen sus raíces en la tradición culinaria de la costa mediterránea de España, donde el consumo de mariscos es una parte esencial de la dieta. A lo largo de los siglos, la utilización de mariscos frescos ha sido un componente vital de la gastronomía española, particularmente en regiones costeras como Andalucía, donde las gambas tienen un lugar especial.
Aunque la receta exacta no se conoce con certeza, se dice que las gambas al ajillo se popularizaron en el siglo XIX en las tabernas de Andalucía. Debido a la simplicidad y rapidez de su preparación, el plato se convirtió en un favorito entre los trabajadores y viajeros que buscaban un bocado sabroso. Con la influencia del aceite de oliva y el ajo en la dieta mediterránea, este plato captura la esencia de la cocina española: usar ingredientes frescos y de alta calidad para crear comidas realmente sabrosas.
3Acompañamientos

Aunque las gambas al ajillo pueden disfrutarse solas, aquí tienes algunas sugerencias de acompañamiento que realzarán la experiencia:
Pan
Un buen pan crujiente, como una baguette o pan rústico, es ideal para acompañar este plato. Puedes usarlo para mojar en el aceite de oliva y en los jugos que quedan en el plato, lo que hará que la experiencia culinaria sea aún más satisfactoria.
Ensalada de hortalizas
Una ensalada fresca de lechuga, rúcula y tomates cherry complementará perfectamente a las gambas, añadiendo un contraste crujiente y ligero. Aliña la ensalada con un poco de aceite de oliva y vinagre balsámico.
Arroz blanco
El arroz blanco es un acompañamiento clásico que puede servir como base para las gambas al ajillo. La suavidad del arroz absorbe los sabores del plato, haciendo de cada bocado una delicia.
Patatas
Otra opción es servir las gambas con patatas. Puedes hacer patatas a lo pobre (patatas fritas con pimientos y cebolla) o simplemente cocer patatas al vapor que aporten un toque más ligero al plato.