Dermatología integrativa: Un enfoque global para la salud de la piel
Cuando una persona enfrenta un problema crónico de piel, suele recorrer un largo camino de tratamientos, cremas y medicamentos. A veces, las soluciones parecen quedarse a medias y la frustración aumenta. ¿Qué ocurre cuando los tratamientos convencionales no funcionan? En esos momentos, muchos pacientes comienzan a buscar alternativas que vayan más allá del tratamiento sintomático habitual. Es aquí donde la dermatología integrativa cobra relevancia, y la Dra. Laura Moya, fundadora de Integraderm, explica en qué consiste.
¿Qué es la dermatología integrativa y cómo puede ayudar en afecciones crónicas de la piel?
Este enfoque combina la dermatología convencional con terapias complementarias que analizan el estado general del paciente. Factores como la microbiota intestinal, el estrés, la alimentación y el equilibrio hormonal juegan un papel fundamental en la salud de la piel. La dermatología integrativa no solo busca tratar los síntomas visibles, sino comprender sus causas para lograr una mejoría sostenible en el tiempo.
Dra. Moya, para quienes no están familiarizados, ¿qué es exactamente la dermatología integrativa?
La dermatología integrativa utiliza todos los recursos de la dermatología convencional y añade herramientas diagnósticas y terapéuticas complementarias, como el estudio y tratamiento de la microbiota, la evaluación y ajuste de hábitos de vida, y el abordaje del estado psicoemocional del paciente. Todos estos elementos son clave para mejorar el estado de salud a largo plazo.
El objetivo es tratar la piel desde una perspectiva más amplia. No se enfoca solo en los síntomas visibles, sino que analiza factores subyacentes que pueden estar contribuyendo a la aparición de la enfermedad, como la alimentación, el estrés, la microbiota intestinal y el equilibrio hormonal.
No es una alternativa a la dermatología convencional, sino una ampliación de su alcance. Como suelo decir, “la piel no es un órgano aislado, sino que es una barrera en estrecha conexión con otros órganos y sistemas, especialmente el aparato digestivo y el sistema nervioso central”. De hecho actualmente se habla de la existencia de un eje intestino-piel que influye de forma fundamental en la aparición y evolución de enfermedades como la psoriasis, el acné o la rosácea, entre otras. Por ello, atender solo los síntomas cutáneos sin considerar aspectos más profundos del individuo y su entorno resulta limitado y, a menudo, no permite remisiones prolongadas del problema.
¿Qué tipo de problemas de piel pueden beneficiarse de este enfoque?
Muchas afecciones pueden mejorar con este abordaje, especialmente aquellas de origen inflamatorio crónico, como la psoriasis, la dermatitis atópica, el acné y la rosácea. Al tratar los factores subyacentes en lugar de solo los síntomas, se logra una mejoría más estable y duradera en el tiempo.
Recuerdo el caso de una paciente con acné que, tras años de probar distintos tratamientos sin obtener resultados sostenidos, logró una remisión duradera al modificar su dieta, mejorar su microbiota y manejar su estrés. Fue un cambio radical para ella. Después de algunos meses, no solo su piel había mejorado, sino que también tenía más energía y se sentía mejor en términos generales.
En el blog de Integraderm, la Dra. Moya comparte artículos sobre las afecciones dermatológicas más frecuentes, abordando sus causas y tratamientos desde una perspectiva integrativa. Para más información o para solicitar una consulta, se puede acceder a su página de contacto aquí.