Pablo Yllera, director General de Manheim España: la industria de la automoción se adentra en un periodo de incertidumbre, marcado por decisiones políticas que podrían alterar el equilibrio global del mercado. Entre ellas, los recientes anuncios de la administración estadounidense sobre la imposición de aranceles a la importación de vehículos y componentes europeos han reactivado el debate sobre el proteccionismo comercial.

A ello se suma otro factor que alimenta la inestabilidad: la imprevisibilidad de los mensajes que emanan desde el liderazgo estadounidense. La capacidad del presidente Trump para modificar el rumbo de sus políticas de forma abrupta -y casi diaria- en función de la coyuntura política, mediática o económica, convierte cualquier anuncio en un elemento de incertidumbre para los mercados internacionales. Las amenazas de nuevos aranceles, ajustes fiscales o restricciones logísticas se suceden con rapidez, lo que dificulta la planificación a medio plazo y obliga a los actores del sector automotriz a moverse en un terreno especialmente volátil.
Porsche SE: la diversificación ya no es una opción, sino una necesidad
Aunque estos aranceles puedan no llegar a aplicarse con toda su fuerza, la sola amenaza ya ha desencadenado movimientos preventivos. Las marcas, anticipando posibles sobrecostes, ajustan sus estrategias de producción y precios. Este reajuste, sumado a otros factores como la inflación, el coste energético, la escasez de materias primas y la guerra en Ucrania, está encareciendo el acceso al vehículo nuevo en Europa.
Uno de los factores más disruptivos en los últimos años ha sido la crisis de suministro de microchips. Este componente, esencial para la fabricación de cualquier vehículo moderno -incluidos los de combustión-, ha provocado retrasos generalizados, cuellos de botella logísticos y un fuerte desequilibrio entre oferta y demanda. Aunque algunos fabricantes comienzan a recuperar el ritmo de producción, las consecuencias todavía se sienten: entregas pospuestas, menor disponibilidad de modelos y un aumento sostenido de los precios en el mercado primario. La automoción, como sector altamente tecnificado, ha sido uno de los más golpeados por esta escasez.

En paralelo, se consolidan cambios estructurales en los hábitos de movilidad y en las políticas de transición ecológica, lo que añade presión a la renovación de flotas. Ante este nuevo escenario, el vehículo de ocasión se perfila no como un sustituto puntual, sino como una alternativa sólida y estratégica. Empresas y gestores de flotas, conscientes de que la inversión en nuevas unidades puede no ser sostenible a corto plazo, comienzan a apostar por activos ya existentes, pero bien gestionados, peritados e integrados en modelos de remarketing inteligentes.
El mantenimiento del vehículo es la inversión más rentable
El mantenimiento, no el cambio, es hoy la inversión más rentable. Desde el seguimiento técnico hasta los procesos de reacondicionamiento, la gestión eficiente de una flota permite no solo alargar la vida útil de los vehículos, sino también reducir costes operativos y mejorar el retorno de inversión. La peritación rigurosa y los procesos de inspección estandarizados se convierten en aliados indispensables para asegurar que los vehículos disponibles en el mercado cumplen con los niveles de exigencia que requieren los profesionales del transporte y la logística.
Además, la digitalización de los canales de compra-venta ha facilitado la trazabilidad y transparencia en las operaciones, minimizando riesgos y optimizando la rotación de inventario. Desde las empresas especializadas del sector, como Manheim, estamos apostando por combinar procesos estandarizados de peritación con tecnología avanzada y acceso remoto a inventarios verificados, facilitando así una toma de decisiones más ágil y segura por parte de los operadores de flotas. En un contexto donde cada movimiento cuenta, disponer de herramientas que aporten información fiable y garanticen la calidad de cada unidad se ha vuelto esencial.
Todo esto se enmarca en un cambio más amplio: la transición hacia una economía circular dentro del sector de la automoción. Aprovechar al máximo cada vehículo, reacondicionarlo con criterios técnicos rigurosos y reintegrarlo en el mercado ya no es solo una práctica recomendable, sino una necesidad. Manheim y el resto de empresas de la industria estamos contribuyendo a este modelo a través de servicios de inspección, reacondicionamiento y trazabilidad completa durante todo el ciclo de vida del vehículo, facilitando una movilidad más sostenible y económicamente viable para empresas y profesionales del transporte.
En conclusión, si bien los aranceles norteamericanos ocupan titulares, son solo una pieza más dentro de un tablero mucho más complejo. El verdadero reto y, a la vez, la gran oportunidad, reside en repensar cómo se gestionan las flotas, cómo se invierte en mantenimiento y cómo se aprovechan las soluciones digitales y circulares que ya ofrece el mercado. El vehículo de ocasión, bien gestionado y reacondicionado, deja de ser una opción secundaria para convertirse en un pilar clave de la nueva movilidad: más eficiente, más racional y mejor preparada para afrontar la incertidumbre global.