Menudo revuelo se ha generado con la nueva clasificación por edades. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido actualizar los parámetros que definen las distintas etapas vitales del ser humano, provocando que millones de personas deban replantearse en qué momento vital se encuentran realmente. Esta decisión no responde a un capricho burocrático sino a los avances médicos y al aumento de la esperanza de vida que caracterizan a nuestra sociedad actual, donde vivimos más años y, en teoría, con mejor calidad de vida que nuestros antepasados.
El debate no ha tardado en surgir en redes sociales y tertulias, donde muchos se preguntan si estas nuevas categorías reflejan verdaderamente la realidad que viven o si son meras etiquetas administrativas sin aplicación práctica. Lo cierto es que estas redefiniciones pueden tener un impacto significativo en diversos ámbitos, desde las políticas públicas de sanidad hasta la percepción social sobre el envejecimiento, pasando por cuestiones laborales y de jubilación. Y es que, según los nuevos parámetros, muchos de quienes pensaban estar bordeando la tercera edad descubren ahora que apenas han entrado en la madurez.
2POR QUÉ LA OMS HA DECIDIDO CAMBIAR LOS PARÁMETROS DESPUÉS DE TANTO TIEMPO

Los avances en medicina preventiva y tratamientos han transformado radicalmente la calidad de vida de las personas mayores en las últimas décadas. La OMS no ha tomado esta decisión a la ligera, sino tras años de estudios demográficos y sanitarios que demuestran que la población mundial no solo vive más años, sino que mantiene mejores condiciones físicas y cognitivas durante mucho más tiempo que las generaciones anteriores, lo que hace necesario replantearse los límites tradicionales entre las diferentes etapas vitales.
Entre los factores que han llevado a la OMS a replantear estas franjas de edad se encuentran el aumento general de la esperanza de vida a nivel mundial, los avances en tratamientos médicos para enfermedades crónicas y el mayor conocimiento sobre nutrición y hábitos saludables. También influyen factores sociales como la prolongación de la vida laboral activa en muchos países y la participación social de las personas mayores, que permanecen integradas y activas en sus comunidades mucho después de lo que se consideraba normal hace apenas unas décadas, demostrando que la edad cronológica no siempre se corresponde con la vitalidad y capacidades reales.