La popularidad de los vehículos de movilidad personal ha provocado un cambio radical en el paisaje urbano de nuestras ciudades. El patinete eléctrico se ha convertido en una alternativa cada vez más común para desplazamientos cortos, especialmente entre los jóvenes que buscan opciones de transporte económicas y respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, su proliferación ha venido acompañada de un aumento en la siniestralidad y comportamientos imprudentes que han obligado a las autoridades a endurecer el marco sancionador.
La Dirección General de Tráfico ha tomado cartas en el asunto estableciendo un régimen sancionador equiparable al de otros vehículos. Las estadísticas no mienten: el número de accidentes vinculados al uso inadecuado de patinetes eléctricos bajo los efectos del alcohol o las drogas ha aumentado de forma alarmante en los últimos años. Esta nueva realidad ha provocado que las multas por conducir bajo los efectos de sustancias psicoactivas alcancen cifras que muchos califican de escandalosas, pero que responden a la necesidad de garantizar la seguridad vial en un entorno urbano cada vez más complejo.
2MULTAS QUE DEJARÁN TU BOLSILLO TAN VACÍO COMO TU BATERÍA

La escala sancionadora establecida para los infractores que conducen un patinete eléctrico bajo los efectos del alcohol resulta especialmente contundente. Para tasas comprendidas entre 0,25 mg/l y 0,50 mg/l en aire espirado, la sanción asciende a 500 euros y puede acompañarse de la inmovilización inmediata del vehículo hasta que el conductor recupere sus facultades o sea sustituido por otra persona habilitada. Esta cantidad, que para muchos usuarios supera con creces el valor de su propio patinete eléctrico, busca generar un efecto disuasorio que incentive conductas responsables.
El escenario se vuelve aún más severo cuando la tasa supera los 0,50 mg/l o cuando se detecta presencia de drogas en el organismo del conductor. En ambos casos, la multa se eleva hasta los 1.000 euros y puede conllevar consecuencias adicionales según las circunstancias específicas del caso, como la retirada del vehículo o incluso la denuncia por la vía penal si se demuestra que la conducción temeraria ha puesto en peligro concreto a otros usuarios de la vía. La cuantía de estas sanciones refleja la firme determinación de las autoridades por equiparar en términos de responsabilidad a todos los vehículos que comparten el espacio público, independientemente de su tamaño o potencia.