miércoles, 2 abril 2025

Adiós al mito del bicarbonato, así puedes dejar tu lavavajillas como nuevo sin mover un dedo

Mantener los electrodomésticos en buen estado es uno de esos quehaceres domésticos que solemos postergar hasta que ya no hay remedio. Resulta irónico que nuestro lavavajillas, ese fiel aliado que limpia los platos y cubiertos con precisión, termine acumulando suciedad, cal y malos olores con el paso del tiempo. Durante años, el bicarbonato ha sido promocionado como la solución milagrosa para todo tipo de limpiezas en el hogar, pero nuevos métodos más eficaces y menos abrasivos han demostrado ser superiores para el mantenimiento de este electrodoméstico tan esencial.

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La acumulación de residuos en el interior del lavavajillas no solo afecta su rendimiento, sino que también puede acortar significativamente su vida útil. Filtros obstruidos, brazos aspersores con incrustaciones y juntas ennegrecidas son problemas habituales que enfrentamos cuando no realizamos un mantenimiento adecuado. Sin embargo, contrario a lo que muchos creen, no es necesario recurrir a productos químicos agresivos ni a largas horas de limpieza manual para devolverle el brillo original a este electrodoméstico. Un simple vaso de vinagre colocado estratégicamente puede hacer todo el trabajo mientras nos dedicamos a otras tareas más placenteras.

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PASO A PASO: EL MÉTODO DEL VASO DE VINAGRE QUE ESTÁ REVOLUCIONANDO LOS HOGARES

Fuente: Freepik

El procedimiento para limpiar el lavavajillas con vinagre es sorprendentemente sencillo y apenas requiere esfuerzo. Lo primero es verificar que el electrodoméstico esté completamente vacío y retirar los restos de comida del filtro. A continuación, coloca un vaso resistente al calor con unos 200 ml de vinagre blanco en la bandeja superior, asegurándote de que quede estable y no pueda volcarse durante el ciclo de lavado.

Selecciona el programa más intensivo de tu lavavajillas, preferiblemente con agua caliente, y ponlo en marcha sin añadir detergente. El vinagre se irá distribuyendo gradualmente durante el lavado, actuando como un potente descalcificador natural que elimina la suciedad acumulada sin esfuerzo por tu parte. Este método es especialmente efectivo si se realiza mensualmente, aunque en zonas con agua muy calcárea podría ser recomendable hacerlo cada dos semanas para mantener el lavavajillas en condiciones óptimas.


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