La vida es un montón de hilos retorcidos en «Renacer», y cada opción es una bola de hilo que no puedes ignorar. Suceden giros inesperados, se forjan alianzas poco logradas y se destapan secretos ocultos que tienen como consecuencia la destrucción de familias y de individuos, el episodio en cuestión que se emite hoy hace avanzar la historia de múltiples formas, pero, al mismo tiempo, cambia las perspectivas de los personajes.
Rengin, exhausta de ser finalmente apartada de lugar a lugar, orquesta su venganza con la pericia de quien ya no tiene nada que perder. Por su parte, Timur y Bahar tienen que enfrentarse con la realidad de su pasado a través de su hijo Uras, la beca de este en Londres coincide con la ocultación de una embarazo de Seren. Y, en el hospital, Sureyya viene a ser el corazón de una intriga que podría llevar a la muerte cualquier opción de reconciliación.
1LA VENGANZA DE RENGIN

El silencio que de los que se desplazan como lo hace Rengin el tiempo que espera a Timur es el silencio que precede a la tormenta. A lo largo de la historia, ha soportado cada ofensa de Timur con la misma sonrisa de quien se ha rendido, pero su resistencia ha llegado a su fin. «Si no puedo ser su prioridad, seré su peor pesadilla» parece decir mientras observa a Timur correr tras Bahar y sus progenitores.
Lo más peligroso de Rengin no es su rabia, sino su sagacidad. No es persona que grite ni que se alce el tono de voz; Rengin es persona que calcula. Mientras Timur se desvive en la casa de Bahar, apoyando a Uras, ella va acumulando datos como si de armas se tratase. La hipoteca que queda, la línea de créditos que le corresponde cuando va a Londres, su embarazo e incluso el de Seren.
Sin embargo, su venganza no será un estallido, sino un envenenamiento lento. Ya ha empezado a sembrar discordias entre los empleados del hospital, mofándose de rumores sobre el favoritismo de Timur. «Si no pueden respetarme como mujer, me temerán como enemiga», piensa mientras examina documentos confidenciales que podrían hundir en la desgracia a Bahar. Su deseo no es solo recuperar a Timur, sino una vez más arruinar todo lo que ama ese hombre. Porque en su mente sólo puede existir una interpretación: si ella no es feliz, nadie más lo será.
Incluso Nevra, que siempre va de un lado al otro ajeno a los conflictos, llega a empezar a notar su frialdad. Un comentario sarcástico aquí, una mirada demasiado prolongada allí… Rengin ya no tiene ni la intención de disimular. «¿Crees que Timur regresará a Bahar? Espera a ver lo que está por llegar», le dice deteniéndose en una sonrisa espectral. Lo que Nevra ignora es que Rengin ya contactó a un prestamista oscuro, deseosa de hundir aún más a la familia Yavuzoglu si fuera necesario.