Viajar siempre conlleva una serie de rituales y precauciones que hemos ido incorporando a nuestra rutina casi de manera inconsciente. Hospedarse en un hotel debería ser sinónimo de descanso y comodidad, pero los expertos en salud pública y control de plagas advierten sobre un gesto aparentemente extraño que podría ahorrarnos más de un disgusto: colocar nuestra maleta en la bañera nada más llegar a la habitación.
Este peculiar consejo no responde a una manía ni a una superstición, sino a una estrategia preventiva contra uno de los problemas más persistentes y difíciles de erradicar en la industria hotelera internacional: las chinches de cama. Estos diminutos insectos, del tamaño de una semilla de manzana, se han convertido en auténticos expertos en viajar de incógnito entre el equipaje de los huéspedes, propagándose con asombrosa facilidad de un establecimiento a otro y generando verdaderos quebraderos de cabeza tanto para los viajeros como para los responsables de mantenimiento y limpieza.
4EL REGRESO A CASA: MEDIDAS PARA NO TRANSPORTAR POLIZONES INDESEADOS

El momento de mayor riesgo no se produce durante la estancia en el hotel, sino al regresar a nuestro hogar. Las chinches son viajeros expertos que pueden permanecer ocultas en los pliegues de la ropa, los bolsillos interiores o las costuras de nuestras maletas. Incluso en habitaciones aparentemente libres de infestación puede haber huevos o ninfas microscópicas que pasen desapercibidas durante nuestra inspección inicial, por lo que conviene extremar las precauciones antes de reintroducir nuestro equipaje en casa.
Los entomólogos recomiendan deshacer la maleta en espacios como el garaje o la terraza, evitando llevarla directamente al dormitorio. Toda la ropa debe lavarse inmediatamente a la temperatura más alta que permitan los tejidos (al menos 60°C) o, en el caso de prendas delicadas que no soporten altas temperaturas, someterlas a un ciclo de secadora o plancharlas a fondo, ya que el calor intenso es letal para estos insectos en todas sus fases de desarrollo. Las maletas, por su parte, pueden aspirarse meticulosamente prestando especial atención a bolsillos y costuras, y después guardarse en bolsas herméticas o contenedores específicos para almacenamiento que impidan el acceso de cualquier insecto superviviente al resto de la vivienda.