martes, 25 marzo 2025

La extraña razón por la que los expertos ponen la maleta en la bañera al llegar al cuarto de hotel

Viajar siempre conlleva una serie de rituales y precauciones que hemos ido incorporando a nuestra rutina casi de manera inconsciente. Hospedarse en un hotel debería ser sinónimo de descanso y comodidad, pero los expertos en salud pública y control de plagas advierten sobre un gesto aparentemente extraño que podría ahorrarnos más de un disgusto: colocar nuestra maleta en la bañera nada más llegar a la habitación.

Este peculiar consejo no responde a una manía ni a una superstición, sino a una estrategia preventiva contra uno de los problemas más persistentes y difíciles de erradicar en la industria hotelera internacional: las chinches de cama. Estos diminutos insectos, del tamaño de una semilla de manzana, se han convertido en auténticos expertos en viajar de incógnito entre el equipaje de los huéspedes, propagándose con asombrosa facilidad de un establecimiento a otro y generando verdaderos quebraderos de cabeza tanto para los viajeros como para los responsables de mantenimiento y limpieza.

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LAS CHINCHES: PEQUEÑOS INQUILINOS NO DESEADOS EN LA INDUSTRIA HOTELERA

Fuente Freepik

Las chinches de cama, conocidas científicamente como Cimex lectularius, han experimentado un preocupante resurgimiento global durante las últimas dos décadas. Su presencia no distingue entre hoteles de cinco estrellas o albergues económicos, convirtiéndose en un problema transversal que afecta a todo tipo de establecimientos y que genera pérdidas millonarias anualmente en el sector turístico. Estos hematófagos, que se alimentan exclusivamente de sangre, permanecen ocultos durante el día en grietas, marcos de cama, cabeceros, enchufes o incluso detrás de cuadros, saliendo principalmente durante la noche para alimentarse de sus anfitriones humanos.

El problema se ha intensificado notablemente con la globalización y el aumento exponencial de los viajes internacionales. Un hotel puede mantener protocolos de limpieza impecables y, aun así, verse afectado por estos parásitos cuando un huésped inadvertidamente los introduce en su equipaje tras haberse alojado previamente en un establecimiento infestado. Su capacidad de supervivencia, resistencia a numerosos insecticidas y facilidad para esconderse los convierten en adversarios formidables, capaces de prosperar en prácticamente cualquier entorno donde haya presencia humana regular.

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