La Promesa, de TVE, demuestra una vez más por qué se ha convertido en un fenómeno de masas, entrelazando intrigas que suman en su red y provocan que los fieles telespectadores permanezcan embelesados con la pantalla. El capítulo correspondiente al martes 25 de marzo anuncian que será el capítulo decisivo, donde Curro va a mezclarse en la servidumbre, Rómulo va a destapar el juego de Ana y Blanca va a tomar una decisión que cambiará el destino de Manuel.
Las tramas y situaciones no solo se multiplican, sino que han ido intercalando multitud de narraciones. Mientras que unos han de esconder su pasado, otros se atreven a desafiarlo, y algunos muy pocos, como Curro, juegan a un peligroso doble juego, donde la lucha de clases, los valores en bandos enfrentados y los amores imposibles generan un cóctel narrativo difícil de resistir. ¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar los personajes por evitar que sus intereses caigan en manos de sus rivales?
3EL PASADO NUNCA MUERE EN LA PROMESA

Blanca Palomar, determinante, cierra su maleta, pero el momento de su despedida con Manuel la detiene en su dolor. «Italia puede esperar… o puede ser que escapes», le dice con una sonrisita triste que resigna la pregunta que él se muerde la lengua para no hacer: ¿escapa de su dolor o busca hacerlo nuevo? Manuel, que siempre tiene todas las respuestas, esta vez calla. Hay algo de estremecedor en esta despedida: dos almas heridas que pudieron salvarse si el destino no las hubiese puesto en la contracara.
El regreso de Adriano a Luján, en paralelo, es ello una bomba de relojería. Samuel se lo confirma a María Fernández en cuchicheo, como si temiese que sólo por el hecho de pronunciarlo lo haga presente el caos. «Sí, ha vuelto, y no viene en son de paz», advierte. El público habitual recordará de su anterior advenimiento—maldita, impredecible—y se preocupará el riesgo. ¿Está relacionado con la persona conflictiva la que recuerda Candela en el refugio? La historia sugiere que sí y que estos dos hombres podrían forzar una situación mayor.
Y en ese ir y venir por el qué hacer, Catalina ni corta, ni perezosa, irrumpe: retrasa la marcha de Manuel: «Quédate hasta que nazca el niño», le suplica: ello va más allá del cariño maternal que pueda tener. Es una mujer que ve cómo la familia se desmorona y se aferra a lo único que le queda. Mientras Blanca se va y Adriano vuelve, ella lucha por mantener la hacienda viva, la hacienda se va muriendo por mil heridas. El final del capítulo deja una horripilante pregunta: ¿quién caerá primero cuando todo estalle?
Este capítulo es una especie de tablero de ajedrez a través del cual cada uno de los personajes juega la ficha a un enfrentamiento inevitable. Curro en el fondo, excelentemente ideal; Ana al límite del descubrimiento; Adriano acechando en los márgenes de la historia: «Nada será igual a partir de hoy», parece susurrar cada trozo de la trama. Los oyentes quedarán atrapados entre la ansiedad y la excitación, preguntándose: ¿Cuándo estallará la guerra silenciosa que viene percutiendo?