Para nadie es un secreto que uno de los motivos por los que Talgo está buscando un comprador es por el retraso en la entrega de sus nuevos trenes, algo que CAF está viendo como una oportunidad. Es que para poco sirve el conocimiento de la empresa en fabricar trenes de ancho variable si sus entregas se siguen retrasando, y en el camino acumulan sanciones de algunos clientes como Renfe, que ya superan cientos de millones de euros.
Lo cierto es que es una oportunidad clave para CAF, el otro gran fabricante de trenes de España. La empresa fabricante se ha vuelto la primera opción para que Ouigo e Iryo, los otros dos operadores de alta velocidad en el país desde la liberalización, compren los trenes que necesitan para seguir expandiéndose en el territorio ibérico. Es una situación más que delicada para Talgo que se vería sin algunos de sus negocios más interesantes en el futuro inmediato.
Lo cierto es que los motivos son evidentes: La empresa no ha entregado los trenes Avril de Renfe a tiempo, y los que ha entregado han venido de la mano de una larga lista de problemas que la empresa estatal ha tenido con estos trenes tras recibirlos. La realidad es que se trata de una situación delicada, que marca la opinión de las otras operadoras en territorio español sobre el fabricante que se espera pase al control de Sidenor en las próximas semanas. Al mismo tiempo es un aviso para un fabricante que ha dejado claro que a pesar de los retrasos en sus entregas, deben seguir buscando nuevos clientes para sobrevivir.

Es una noticia que llega además tras un par de golpes dolorosos para Talgo. La caída de sus acciones, nacida precisamente de las sanciones de Renfe, y el hecho de que sus retrasos los pusieran en números rojos precisamente por la magnitud de su deuda son problemas evidentes, pero, al menos hasta ahora, podían contar con ser el principal fabricante español en el mundo de la alta velocidad, lo que no sólo los ponía como la primera opción para fabricar los trenes usados en el país, sino que además eran la primera llamada de Alemania o América Latina cuando buscaban un fabricante de trenes local.
EL CRECIMIENTO DE LA ALTA VELOCIDAD AMENAZA CON DEJAR ATRÁS A TALGO
Es una sorpresa dentro del sector. Lo cierto es que la alta velocidad española ha girado alrededor de Talgo por mucho tiempo, precisamente por la capacidad de la empresa de fabricar trenes de Ancho Variable, una pieza clave para operar dentro de las particularidades del sistema español. A esto se suma que si se tiene capacidad de adaptarse al sistema del país no es demasiado complicado empezar a fabricar para el resto de Europa.
Es algo que entienden también desde el Ministerio de Transporte y Movilidad Sostenible, según declaraciones recogidas por el diario Expansión. «Teniendo en cuenta la cartera de oportunidades que se abre para trenes de alta velocidad con ancho variable tanto en España como en el extranjero, es normal que CAF acepte ese reto», explican desde la institución. En cualquier caso, si el fabricante puede cumplir con este desafío, el este de Europa se torna interesante.
Es que los deseos de Bruselas de facilitar las conexiones de alta velocidad para reducir el uso de aviones y de vehículos particulares no son un secreto, lo que abre oportunidades para estas empresas. No es casual que la propia, Talgo haya firmado ya un acuerdo con la polaca Pesa para desarrollar el sistema de alta velocidad en ese país, ni que desde Hungría hayan hecho todo lo posible por hacerse con el fabricante.
CAF DA UN PASO ADELANTE
Lo cierto es que desde el inicio del proceso de venta de Talgo CAF ha sido una de las grandes incógnitas en el país. El fabricante no hizo siquiera el ademán de intentar ser el comprador, y no ha sido hasta ahora que ha dado pasos para intentar llenar el espacio vacío que dejan las entregas de Talgo en el mercado de España y el resto de Europa.
Además, se suma que tienen una oportunidad interesante con la segunda etapa de la liberalización, ya anunciada por Adif. Es un paso importante de cara al futuro del fabricante, y aviso para una Talgo que parece atravesar una crisis tras otra.